Por Juan Adolfo Montiel Hernández
El 8 de marzo es una fecha significativa en el mundo porque fue en 1975 cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso esta fecha para reconocer la lucha de la mujer a lo largo de la historia por su igualdad dentro de los espacios públicos y privados.
No es una fecha de celebración o conmemoración, es una fecha para reflexionar y analizar aquello que hace falta para lograr reducir la brecha de desigualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer. Lo anterior, derivado de que históricamente se ha relegado a la mujer en diferentes actividades al grado de invisibilizarse.
Por ejemplo, en México tenemos a la primera mujer ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1959 pero hasta ahora 2023, es la primera ocasión que la Suprema Corte es presidida por una mujer, dicho cargo se selecciona entte sus integrantes. Otro ejemplo de los espacios para la mujer, en 1981 se dio el nombramiento de una primera secretaria de Estado dentro del Poder Ejecutivo federal y hasta ahora es cuando se tiene una presencia paritaria en relación con todos los cargos en cuestión.
Lo mismo ocurre en el Congreso de la Unión, donde la presencia de la mujer se había relegado y es hasta nuestros días que se da una presencia paritaria en las dos cámaras de Senadores y de Diputados del Congreso de la Unión; sin embargo, aún siguen teniendo los cargos relevantes e importantes los hombres.
Los ejemplos anteriores, establecen como la mujer había sido relegada de estos cargos y de las estadísticas, así como en general por la mentalidad de la sociedad donde se prioriza al hombre en estos puestos.
Es por ello que el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, debe ser la fecha para recordar y aquellos que consideramos se debe de respaldar la lucha de la mujer con sus demandas que exigen en nuestros tiempos.