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#TAN CERCA, TAN LEJOS // Por un programa socialdemócrata para las elecciones del 24, encabezado por un polo progresista

Por José Irán Moreno Santos

En México tenemos un déficit de democracia del gobierno y sus instituciones hacía para la sociedad y, de los partidos de oposición hacía para sus militantes simpatizantes y población en general.

Este mismo déficit lo encontramos en las organizaciones sindicales, universidades y en aquellas organizaciones que dicen representar a la sociedad civil pero que son financiadas y dirigidas por personajes que las vienen administrando desde hace varios años atrás

La democracia en nuestro país, en todas las esferas públicas, está restringida a solo votar cada tres años o cada seis dependiendo del proceso electoral del momento

Este fenómeno de constricción de la participación militante y ciudadana es una de las varias consideraciones por las que en 2018 el partido emergente el Movimiento de Regeneración Nacional pudo obtener el gobierno nacional y la mayoría de las representaciones populares en disputa así como los gobiernos estatales, congresos locales y gobiernos municipales

Han pasado cuatro años y 6 meses y los actores políticos, culturales, sindicales siguen cerrados a la participación social y militante.

Desde el gobierno y desde sus partidos aliados, así como los partidos de oposición, las organizaciones sindicales, la sociedad civil y otros actores demandan democracia, pero no la ejercen en sus respectivos espacios ni partidarios, ni sindicales, ni comunitarios, ni de la sociedad civil, ni del mundo cultural.

El diálogo está fracturado, la disputa no es por un programa de gobierno, sino por los espacios del mismo gobierno y eso hace que las ideas, las propuestas, las innovaciones, en materia económica, política y social, hoy estén temerosas y escondidas, por el temor de ser cuestionados, señalados y también perseguidos, por no coincidir con el Gobierno Federal, pero también en los institutos políticos y en las organizaciones gremiales, no hay diálogo social que nos permita innovar, presentar proyectos económicos, técnicos y profesionales, ni tampoco nuevas formas de convivencia social y política, nos circunscribimos a lo ya establecido y eso ya establecido, no es hoy el diálogo fluido que requiere una sociedad democrática como la que aspiramos en México

Dudamos de la condición y calidad democrática de lo que hoy nos gobiernan, y esa duda también se extiende a los que hoy dirigen las organizaciones partidarias, sindicales y sociales en nuestro país, lo que nos lleva a una condición de retroceso democrático después de 35 años de progresividad democrática porque son los mismos.

No se ha logrado barrer la corrupción de arriba abajo; no se ha logrado abatir la inseguridad y la delincuencia con opciones no violentas, ni de inteligencia; no hemos logrado dar un salto cualitativo en la educación para que esta no sea solo el motor de movilidad social, sino que también sea el motor del desarrollo y del crecimiento de nuestra sociedad; tenemos el déficit en sanidad y las razones se están manifestando en las calles con sus batas blancas y sus mascarillas azules.

Las mujeres, jóvenes, indígenas, diversidad sexual por mencionar las minorías más visibilizadas, no están incluidos, en el mercado laboral sin expectativas de buenos salarios, de defensa de nuestros derechos laborales y lo más lamentable sin seguridad social y futuro de pensiones justas que nos permitan concluir nuestra vida de manera digna

Las mujeres y los jóvenes, diversidad sexual por mencionar las minorías más visibilizadas están excluidos del desarrollo cultural, de la participación política y de la inclusión en el mundo empresarial y no más decir de las minorías indígenas, los afrodescendientes e incluso de los migrantes, donde tenemos una gran vulnerabilidad en la estabilidad laboral, en el acceso a los servicios médicos, a una libre sindicalización y defensa de nuestros derechos laborales, de nuestra seguridad y de nuestro futuro.

Se vive una gran incertidumbre y tanto el gobierno nacional, como los actores políticos, no ponen énfasis en la posibilidad de futuro, en esta condición de esperanza que nos debe empujar en la construcción de un Estado Social donde tengamos los mismos accesos y oportunidades independientemente de nuestra condición económica, estamos exentos de un Estado Social donde la solidaridad a partir del pago de impuestos de quien más tiene aporte para el bienestar colectivo, estamos muy lejos de la construcción de ese estado social que requerimos construir de manera urgente, porque hoy las acciones paternalistas gubernamentales e incluso las visiones empresariales desde la oposición se buscan imponer sin más discusión, sin más debate, sin más diálogo político, no hay un diálogo social en un estado social como el que requerimos en este país.

El Estado Democrático está ausente, no vivimos, no nos desarrollamos, no interactuamos, no nos manifestamos y tampoco opinamos en democracia, estamos sujetos a quien controla determina y quien determina excluye en lugar de hacer partícipe de las ideas y de los espacios de poder político gubernamental y partidario, sindical y social de la toma de decisiones y, esto es producto de creer que el poder es para servirse y que estar en el gobierno o en las direcciones partidarias es para servirse, y no para compartir, no para repartir, no para participar, no para incluir, no para gobernar, no para desarrollar y crecer.

El Estado de Derecho, si se aplica es persecución política, si no se aplica es impunidad y entre la impunidad y la persecución, el ejercicio de la justicia está ausente, tenemos que cambiar esa condición, quién la infrinja tiene que asumir las consecuencias y pagar por lo mismo, quien la infrinja tiene que actuar en consecuencia y ser sujeto de las sanciones correspondientes, incluso de aportar socialmente el costo de su pena.

El Estado de derecho en México como en algunas otras naciones de nuestro continente está en función de quien ejerce el poder, más no de quien ejerce el gobierno para todos y todas y sería muy relevante, muy importante que pudiéramos compartir estas valoraciones, porque sin duda tenemos la ausencia de lo que la socialdemocracia, el progresismo aspira construir, que no es una utopía porque hay Estados nacionales que lo ha construido y que ha demostrado que es el mejor modelo de gobierno, que beneficia a la sociedad, que la hace partícipe de las definiciones de gobierno, que la hace participe en confianza por el pago de sus impuestos que son utilizados para el bien colectivo, y que se hace necesario traducir e impulsar en un país y en una sociedad como la mexicana.

El Estado Social, Democrático y de Derecho es el desafío que tenemos hoy los progresistas mexicanos para construir esperanza en nuestra sociedad, no excluir a los sectores menos desfavorecidos, pero tampoco privilegiar a los que han logrado construir a partir de su trabajo, de su esfuerzo y de su tenacidad condiciones económicas mejores

Nuestra generación, también ha sido la impulsora de estos cambios en México, no solo los que hoy gobiernan, ni los que dirigen los partidos o los sindicatos o las seudo organizaciones de la sociedad civil, hemos estado atrás de muchos de ustedes, hemos coincidido y hemos no coincidido, pero esta construcción de país que hoy parece desmoronarse también es parte del ejercicio de nuestra lucha, de nuestras ideas, de nuestras convicciones y de nuestro acompañamiento, no se trata de dar un paso hacia atrás, sino de lado y permitir de manera democrática consensada o por mayoría, transitar hacia esta forma de Estado que requerimos, porque más allá del discurso de futuro, nosotros ya hemos aprendido desde el presente lo que queremos para nuestro futuro y ustedes, junto con nosotros o nosotros con ustedes deberíamos comenzar a construir.

No es un tema de candidaturas, es un tema de proyecto de visión, de programa, de vida, de construcción de un estado, de partidos e instituciones democráticas participativas, actuantes, militantes, ciudadanas, de profesionales y de técnicos, de mujeres y hombres, de esta gran diversidad que es la mexicana, desde lo indígena hasta la diversidad, de hombres y de mujeres y sin duda de jóvenes.

El riesgo de la democracia es latente todos los días, se corre ese riesgo y este riesgo se puede aminorar con la participación social, con democracia, con más democracia, las políticas de bienestar social las tenemos que construir pero también las tenemos que mantener, las tenemos que defender, porque los populismos, los autoritarismos y las dictaduras no solo están allende de nuestras fronteras o en otros continentes, las tenemos hoy aquí todos los días y no podemos los progresistas dejar de luchar, de innovar, de estudiar, de prepararnos, de convocar, de discutir, de dialogar, de acordar todos los días porque ese es el quehacer político para la construcción y el mantenimiento de una sociedad de bienestar democrática y respetuosa del Estado de derecho, porque todos conformamos ese Estado al queremos aspirar

Debemos poner líneas rojas, para las expresiones de derecha, nacionalistas, xenófobas, racistas, autoritarias; tenemos que poner líneas rojas contra los promotores de la violencia, de la corrupción, de la impunidad, del clasicismo

Tenemos que poner líneas rojas contra los retroceso en derechos laborales, en derechos políticos, en instituciones democráticas, en la libre asociación, en la libertad sindical, en los derechos sindicales, en los nuevos derechos de las mujeres y la no violencia contra los mismas, contra los jóvenes y contra todo aquello que nos está haciendo retroceder como sociedad y como humanidad, la opción no es el miedo, la opción es la esperanza, la opción es la esperanza, resultado de un programa y proyecto de nación a 20 años en democracia.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

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