Por Roberto Pantoja Arzola
El presidente López Obrador dio a conocer recientemente que su fotografía oficial de cierre de la administración se la tomará desde algún balcón de Palacio Nacional en donde se coloque a la Plaza de la Constitución como fondo. Esa plancha de concreto ha sido el escenario de múltiples batallas, misma a la que volvió el pueblo mexicano el pasado 1° de julio.
El poderoso mensaje del movimiento que encabeza el mandatario mexicano podría tener ecos que rebasen a su sexenio y da cuenta de la necesidad imperiosa de la Cuarta Transformación de alejarse de cualquier tentación de burocratizarse y de regresar a relegitimarse en las calles, en las plazas y de cara a la sociedad.
No es extraño que el momento de menor aprobación que ha tenido López Obrador coincidió con el periodo en el que la pandemia hizo imposible convocarnos a las calles, a recorrer las plazas y a mirarnos como parte de una fuerza que está transformando la historia de México. Pero hemos vuelto a las calles y las seguiremos haciendo nuestras.
En el festejo de los cinco años del triunfo en las urnas de nuestro movimiento, nuestro dirigente hizo una apretada síntesis de los logros que se han conquistado en un sexenio que él ha hecho valer por dos. La energía de López Obrador lo ha hecho un dirigente imparable, un líder que hace que el pueblo se mueva y un presidente que tiene legitimidad para tomar decisiones radicales en contra de los flagelos que lastiman a las mayorías en México.
Sin duda alguna, estamos viviendo un momento histórico en el que la vitalidad de nuestra democracia pone a temblar a las plazas y agita las conciencias para detonar enormes cambios. La fuerza política de la Cuarta Transformación llegará al 2024 a ganar las calles, pero también a ganar las urnas.
La fiesta que vivimos el pasado sábado llena de algarabía el alma del pueblo mexicano. Llegaremos a los siguientes días y a las siguientes batallas sabedores de los enormes retos que tenemos por delante y con el aliento de los grandes cambios que restan por concretarse en nuestra patria. Por ahora, volvimos a ganar las calles, ese espacio tan nuestro y vivo de esperanza.