Por Emmanuel Cervantes
La historia se repite. En el primer trimestre del 2018, Alfonso Martínez Alcázar administraba Morelia desde la Torre Financiera preparando su intención de reelegirse mientras que la capital sufría de asaltos, balaceras y asesinatos: hoy, las decisiones reales de su administración se siguen dando en los pisos del inmueble citado y la ciudad vuelve a caer en la espiral de la violencia, mientras que la Policía de Morelia es incapaz de contenerla.
El asesinato del jefe de Tenencia Morelos, Caleb Nahum, es otro lamentable hecho que se suman a una serie de hechos violentísimos bajo la batuta de Martínez Alcázar, como el ataque en el bar “Cantina 25”, los incendios en el bar Vertical, balacera en Plaza Las Américas, los dos asesinado en días pasados en Altozano…
Cuando se trata de defender la supuesta independencia de la Policía Morelia -que no es otra cosa que la utilización total del inmenso dinero público destinado a la seguridad-, Alfonso defiende a capa y espada, pero al momento de responder sobre los actos delictivos, solo responde que Morelia brilla.
Morelia sufre de una espiral de violencia creciente. No hay resultados tangibles sobre toda la tecnología adquirida ni sobre toda la inversión utilizada y hay constantes violaciones a los derechos humanos.
Ahora Alfonso usa al nuevo partido Michoacán Primero, a cargo de su amigo y ex colaborador Antonio Plaza Urbina -también alfil de Luisa María Calderón-, a que acuse al Gobierno del estado sobre el asesinato del jefe de tenencia; pero no refiere que la seguridad pública de la tenencia en responsabilidad del Ayuntamiento.
Vemos como una constante que desde la alcaldía se promueva en eventos públicos, con respaldo en redes a Alejandro González Cussi con una evidente tendencia electoral, pero cuando hay un asesinato o hecho delictivo de magnitud no vemos la contundencia.
El pico de extorsiones a empresarios restauranteros, dueños de bares y clubes ha ido creciendo desde que regresó al poder Alfonso Martínez, pero también en el Centro Histórico se siente la inseguridad, y si revisamos las periferias también se palpa la inseguridad… lamentablemente desde la altura de la Torre Financiera en Las Américas no se percibe.
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