#TAN CERCA, TAN LEJOS // México: país anómalo en política democrática

Por José Irán Moreno Santos

Los tiempos políticos fueron adelantados por el presidente de la República desde Palacio Nacional, él definió el género de quienes deberían ser los contendientes a ese puesto y lo impuso a su coalición gobernante Partido Verde y al Partido del Trabajo, pero también se lo impuso al Partido Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Revolución Democrática y cayeron en su juego.

Desde Palacio Nacional se decidió trastocar el calendario electoral adelantando la definición de las candidaturas, lo que implicó violación a las leyes electorales; se vio el rostro de los suspirantes de la coalición de gobierno en carteles, espectaculares y pintas lo cual también violó las leyes electorales y seguramente se desviaron recursos públicos y se hicieron compromisos privados para que los diversos candidatos pudieran darse a conocer en todo el país y eso es una anomalía en un país que aspiraba a la democracia.

Quién en el pasado cuestionaba el adelantar los tiempos políticos, el exceso de publicidad, el desvío de recursos públicos y la utilización de los recursos privados en promociones personales políticas fue quien hoy violó todas las normas de las instituciones democráticas y de las leyes democráticas que nos habíamos dado en los últimos 30 años y en ese mismo juego anómalo también participó la oposición con el argumento de que si ellos lo hacen también nosotros, tal vez no desplegaron tanta publicidad, ni tampoco se hicieron miles de espectaculares, carteles, pendones y pintas pero cayeron en el juego del director teatral de esta puesta en escena y ambos bandos no les importó la alteración de las leyes y tampoco del calendario electoral porque lo menos importante y relevante es cumplir las leyes y ser demócratas, aquí lo más importante es la disputa por el gobierno y en eso se vale todo.

En ambos ejercicios la democracia fue citada, convocada y recordada pero de ninguno de los dos ejercicios fue aplicada, la participación de las militancias partidarias o de los ciudadanos en la definición de las candidaturas no fueron consideradas, incluso podría asegurar que no fueron consultadas sino solo encuestadas, lo cual dista mucho de ser un proceso participativo y democrático, pero si ellos dicen que es democrático, el militante partidario y el ciudadano se lo tienen que creer aunque no los hayan convocado su partido o al ciudadano a emitir un voto sobre su preferencia ante la diversidad de candidatos que ambos proyectos presentaban.

Hoy tenemos candidatas porque así lo definió el de Palacio Nacional.

Hoy tenemos millones de pesos utilizados en la compra de propaganda porque así lo definió el de Palacio Nacional.

Tenemos tiempos electorales adelantados porque así los decidió el habitante de Palacio Nacional.

Hoy tenemos una democracia de encuestas y no participativa de la militancia y los ciudadanos porque así lo definió el de Palacio Nacional.

Hoy tenemos una anomalía en la democracia mexicana porque así lo definió el de Palacio Nacional y porque los dirigentes de los partidos políticos en México no tuvieron la capacidad, la experiencia, la convicción y el compromiso de actuar de manera diferente, la política en México es similar a la que gobernó durante 70 años nuestro país, misma que se utilizó en la alternancia de 2000 a 2016 y misma que se volvió a utilizar de 2016 a 2018 y que hoy una vez más se vuelve a utilizar para definir el futuro de México en 2024.

No se han dado cuenta que estas acciones violatorias de las normas de convivencia electoral en otros países de nuestro mundo han erosionado la democracia, ha disminuido a los partidos tradicionales, ha defraudado a los ciudadanos y ha logrado imponer el abstencionismo en el proceso de toma de decisiones electorales.

Han erosionado las democracias y han diluido las diferencias programáticas entre los proyectos conservadores y los proyectos progresistas, hoy el ciudadano de México, pero también el de París, Roma, Bruselas, Chile, El Salvador ente otros, no cree en la democracia de los partidos tradicionales y en el gobierno y por ello vota candidatas y candidatos que representan intereses y no proyectos de Estado.

Los políticos han erosionado la política y en lugar de transformarse y buscar transformar las realidades de sus sociedades solo disputan el poder de manera vulgar, cuando millones de sus ciudadanos se encuentran en situaciones económicas y sociales diferentes a las de años anteriores y es por ello por lo que prefieren candidatos autoritarios que aseguren seguridad para conservar lo poco que tienen y no apostarle al Progreso y tener mejores condiciones de vida económica y social.

En México no pasa nada, la impunidad está en ambos bandos y ante esa impunidad del ciudadano se va a enfrentar en la mampara electoral para definir quién quiere que lo gobierne, lo cual es una anomalía garrafal en un supuesto Estado democrático.

Vamos al 2024 con expectativa de cambios o continuidad sin que se conozca cuál va a ser el rumbo

No hay sensatez hoy en la democracia que a la misma se le atenta y se erosiona.

No hay honradez en los proyectos de país porque se impone las visiones poco representativas de los partidos que tienen mucho escritorio y poco territorio.

No hay transparencia en la definición de las candidaturas porque al final de cuentas lo que se busca es el gobierno y no gobernar

Estamos en un cambio de fin de época en México, en donde nos definimos plenamente democráticos representativos o se mantiene la simulación de ser democráticos con encuestas, sin participación social y sin participación militante,

Esperemos que los que buscan conducir los destinos de México tengan la suficiente capacidad ideológica y política para impulsar los cambios hoy ausentes en sus organizaciones y en sus métodos y no repitan lo que ha tenido sumido al país en los últimos años.

Esperemos que los ciudadanos, asuman la responsabilidad de participar con su voto, para dar lección a los partidos y políticos del rumbo que requieren ellos, su comunidad, su municipio, su Estado y el país, es el momento del Ciudadano y desde nuestra condición, delegar la confianza del presente y el futuro, reclamando nuestro espacio en la construcción del México del Siglo XXI.

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