Por Javier Robledo
Para nadie es un secreto que las corporaciones de seguridad que deberían de cuidar y proteger a los ciudadanos, están llenas de muchos elementos incapaces y que no deberían de tener un arma, un vehículo, gasolina y equipamiento pagado por los ciudadanos; corporaciones que incluso la sociedad misma le teme más que a mismos delincuentes.
Parece ser que tener placa, uniforme y una arma, les da toda la impunidad para robar, extorsionar, delinquir y ahora hasta asesinar a los que deberían cuidar, porque parece ser que no se han dado cuenta que su salario y toda la operación de las corporaciones salen de los impuestos de todas y todos los ciudadanos. Es una vergüenza que hoy, con videos y pruebas, salga a la luz que malos elementos de la Guardia Civil le hayan arrebatado la vida a un joven; y más lamentable aún que hayan pasado tantas horas desde la presentación de las pruebas y aún no existan responsables procesados y tras las rejas.
Levantaré la voz hasta las últimas consecuencias, para exigir justicia para mi querido amigo, y hoy quiero terminar de escribir desde lo más profundo de mi corazón, de algo que no solo me lastima como ciudadano y Moreliano, sino también como persona y amigo. Conocí a Saúl desde que éramos niños, crecimos en el mismo lugar, jugábamos juntos y conocimos a las mismas personas, darme cuenta de su partida fue una de las sensaciones más dolorosas que he sentido, y por ello alzaré la voz hoy y siempre para exigir justicia por mi amigo, un joven trabajador, con muchos sueños, lleno de vida y alegría que sin duda a los que le conocimos nos dejara un gran vacío y daremos la lucha hasta ver tras las rejas a sus asesinos.