Héctor Tapia / Metapolítica
Guillermo Valencia Reyes, dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se lavó las manos del proceso de expulsión que se inició contra varios militantes priistas, disidentes a su gestión como dirigente, y que trascendió de manera pública hace unos días.
Cuestionado de manera directa por esta solicitud de expulsión de dicho grupo, la cual fue firmada o presentada a partir de una denuncia realizada por una militante, Valencia Reyes dijo que a él le quieren culpar de todo lo que sucede en el PRI en Michoacán, pero que él no tiene tiempo para estar detrás de estas situaciones.
Dijo ser ajeno de dicho procedimiento, que ya fue notificado a los militantes, y remarcó que aunque tuviera conocimiento del mismo “no puedo hacer pública ninguna de las etapas; sé que hay procesos abiertos a varias personas, pero no tengo acceso a un número ni a nombres”, explicó.
Sin embargo, apuntó, “imagino que quienes participaron en un proceso electoral con un partido diferente al suyo, sabían a lo que se atenían; porque los estatutos son muy claros, cualquier militante puede solicitar la expulsión de otro cuando se cumplen ciertas causales contempladas en los estatutos”.
Con todo esto, abundó, el hecho de que se haya solicitado la expulsión “no quiere decir que están expulsados”; esto se definirá a partir de lo que determine la comisión respectiva.
“El proceso podría durar meses, el órgano interno del partido tiene tiempos y procedimientos, y son largos. No es rápido, no es un proceso que se haga de un mes a otro”, remarcó Guillermo Valencia.
Los priistas que están sujetos a esta solicitud de expulsión son Wilfrido Lázaro Medina, Claudia Lázaro, Diego Romeo Chávez, Mario Magaña, Gerardo García Vallejo y Rosalva Vanegas; ellos en el proceso electoral reciente manifestaron posiciones contrarias a las determinaciones de la dirigencia estatal, y también se sumaron a la petición de renuncia de Valencia Reyes, a partir de los resultados que obtuvo el partido en la contienda pasada.