Por Lucero Circe López Riofrio
Michoacán está preparado para que gobierne una mujer, eso es indiscutible. Pese a las criticas sobre que no hay que adelantarse y qué aun no son los tiempos, difiero, me parece oportuno.
El contexto del Estado lo amerita, la narrativa no alcanza para el convencimiento de que se están atendiendo las problemáticas más apremiantes, como tampoco alcanza la infodemia para desestimar las criticas y las valoraciones sobre la gobernabilidad.
Para qué esperar que se agraven las cosas, siempre me lo he preguntado, dónde queda el trabajo territorial, estratégico, con base en la planeación, la cercanía y organización con las personas que han sido afectadas por la violencia, la deforestación, la falta de agua, las inundaciones asociadas a los cambios de suelo.
Creo que les comen el mandado, cómo dirían en mi pueblo. Esa idea de izquierda que le abre la puerta a la derecha y además le arregla el camino.
Indiscutiblemente son situaciones que deben estar considerando muy enserio aquellas mujeres que deseen postularse, quién se atreverá a salir de los formulismos machistas, meritocráticos, discursivos, llenos de frases hechas y afinidades ideológicas incomprensibles en la praxis, dónde queda la atención a la desafiante cotidianidad que para muchas mujeres que enfrentan no sólo la desigualdad económica sino la cultural y social, habiendo una gran diversidad y diferencias que ameritan reconocimiento en concreto desde la justicia social.
Sería interesante poder ir revisando no sólo la historia curricular atribuible a la militancia partidista sino a la resolución de problemas, a la argumentación de bases teóricas y prácticas, buenas prácticas que no sean la copia burda de un programa, si es que están colocadas ideológicamente a la derecha o a la izquierda, sin que la vergüenza de tener la firmeza de defender sus posiciones las demerite, eso podría superar al típico espaldarazo de los hombres que le respaldan.
En concreto qué y cómo llegarían a entender, resolver y atender, algunos de los temas urgentes, no sólo en una agenda políticamente correcta que entusiasme a las mujeres, sino a toda la población con sus intersecciones, en dónde es que cabemos todas, todos y todes.
O es que se seguirán los viejos manuales de la política, por qué no hacerla de frente, dialogada, presencial, fuera de los escenarios que controla y regulan los partidos, un debate en serio, a final de cuentas es un trabajo que deben realizar, pasar de una política representativa a una participativa plena.
Espacios en donde se construya un caminar, en donde se superen los viejos estatutos impuestos y controlados hegemónicamente, aquellos en donde solo se refuerzan estereotipos de género y el Instituto Electoral de Michoacán no sólo tenga una actuación acotada y muchas veces fingiendo ser acrítica, y es que no hablo de anticipación, aunque pueda ser anticipación, pero necesitamos que haya formas distintas de participación y reconocimiento de los perfiles que se dicen voluntarios a gobernar.
Necesitamos como pueblo, ir construyendo y debatiendo cuáles serían las herramientas que nos ayudarían a establecer criterios que consideramos de gobernabilidad, aunado a estándares referentes a la calidad de vida y bienestar integral, qué significa eso para quienes estamos en Michoacán.
Aburren y dan una flojera enorme los clichés y las fotografías en donde se intenta demostrar quien tiene más cercanía con ciertos personajes y personajas del mundo político, como si eso se tradujera en sí mismo en medios de confiabilidad.
Como sabemos Michoacán ha estado en conflicto durante casi dos décadas, disputas territoriales no sólo por los intereses del crimen organizado y narcotráfico sino liados con autoridades de distinta índole, así como con latifundistas y empresarios que son sentados y legitimados en las mesas de seguridad, yo sigo dudando de la honestidad de la que son embestidos algunos de ellos, y sí la mayoría son hombres, que al parecer han comprado su asiento en esos espacios.
Quiero saber que plantearían las “candidatas” sobre el endeudamiento financiero del Estado, oficial y no, porque es un lastre, la poca certeza de inversión y crecimiento económico. No cabe duda, una dinámica compleja que impide centrarse en lo sustantivo porque todo es urgente y muchas veces banal, afectando directamente la atención a las demandas legitimas porque están partidizadas más no politizadas para su posible resolución, recordemos que la administración de un conflicto deja más dinero. Cómo dignificaran a la política que desde las mujeres se pretende llevar a cabo, mucho que esperar, pues empecemos de una buena vez, marquemos nuestros tiempos las michoacanas.