Por Oscar Carbajal
La conversación cruzó la frontera y nos dejó con la bola de fuego de este lado. Bien podría ser la frase de algún guion escrito para una serie o película de esas que se andan haciendo famosas en TikTok hoy en día, pero no, no lo es, aquí les digo por qué.
Han pasado casi 15 días desde que Trump volvió a la Presidencia de Estados Unidos y tal cual como huracán que azota las playas y fiel a su estilo “presiona hasta que duela” comenzó a firmar decretos “para la mejora de su país” y mientras de este lado, nos hemos quedado con la preocupación del bienestar de nuestros connacionales que están por allá.
Pero además de eso, acá estamos que bailamos entre lo bueno, lo malo y sobre todo en lo desconocido, con el proceso electoral para la renovación del Poder Judicial en marcha, la palabra “certeza” es una de las cuestiones que menos “certeza” están generando.
A poco menos de 150 días de que se celebre la jornada electoral, el hablar de Trump y como la constante amenaza de una masiva deportación puede suceder, ha ocupado las primeras planas, mientras que todo lo que tiene que ver con la inédita organización de la elección de quienes serán las personas que impartan justicia en nuestro país, ha quedado si bien le va, en segundo plano.
Los organismos electorales, tanto nacionales como locales, que se encuentran trabajando a marchas forzadas por generar acuerdos que lleven a buen puerto esta elección han puesto sobre la mesa las herramientas legales, culturales y de ingenio para lograrlo, sin embargo, tenemos un pequeño gran detalle, es desconocido tanto la cantidad de casillas que puedan instalarse, y la cantidad monetaria que puede ser suficiente para esto.
A eso, sumemos que, las reglas que se han establecido para dicha elección, apenas cubren los elementos mínimos, como lo son el procedimiento de registro, pero si algo nos ha enseñado la historia es que la equidad en la contienda, es lo que debemos cuidar; para sorpresa de nadie, no tenemos reglas claras sobre el qué sí se puede hacer y qué no.
El proceso electoral está en marcha y claro que me preocupa la situación migratoria también, pero siendo muy realistas, la ciudadanía no ha puesto interés en el próximo ejercicio democrático que se llevará a cabo en junio de este año.
Una elección nos lleva a darle poder a quien consideramos atenderá nuestras necesidades en los cargos públicos, quien deberá representarnos, en esta ocasión, la elección va para elegir a quienes impartirán justicia, quien defenderá nuestros derechos, quienes resolverán conflictos, no va por quien hable mejor, quien tomó mejores clases de oratoria o comportamientos, cosa que no es menor y que hoy en día, el poder que se le dará a quienes impartirán justicia, sigue estando tan en el aire, como avión cruzando un trasatlántico.