Por Jorge I. Vilchez
La lucha contra la pobreza en México ha sido un camino marcado por avances y retrocesos, determinados por las crisis económicas, las políticas gubernamentales y la evolución de la medición de la pobreza. Desde la década de los noventa, cada sexenio ha implementado estrategias distintas, con resultados mixtos. A ello se suma el golpe devastador de la pandemia de COVID-19, que evidenció la fragilidad de los sistemas de protección social en América Latina.
Sexenios y políticas de combate a la pobreza:
Salinas de Gortari (1988-1994): neoliberalismo y asistencialismo estratégico.
El sexenio de Carlos Salinas de Gortari estuvo marcado por la adopción del modelo neoliberal: privatización masiva de empresas estatales, apertura comercial con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la implementación del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) como respuesta a la pobreza. PRONASOL mejoró la infraestructura en comunidades marginadas, pero también se usó con fines políticos, sin transparencia ni métricas de evaluación del programa. Aunque la inflación se redujo y el crecimiento económico promedió un 3.9% anual, la desigualdad se intensificó y el estallido de la crisis de 1994 dejó una herencia de pobreza y desempleo.
Zedillo (1994-2000): crisis, estabilización y el nacimiento de PROGRESA.
Ernesto Zedillo enfrentó una de las peores crisis económicas del país. Su gobierno implementó un severo ajuste estructural y lanzó PROGRESA, un programa basado en transferencias monetarias condicionadas, que vinculaba los apoyos a la asistencia escolar y médica. La economía se estabilizó y PROGRESA mostró avances en educación y salud, aunque la pobreza se mantuvo elevada. Una contribución clave de este periodo fue la mejora en la medición de la pobreza, incorporando indicadores multidimensionales.
Fox y Calderón (2000-2012): alternancia política y la consolidación de los programas sociales.
Con la llegada del PAN al poder, PROGRESA evolucionó a OPORTUNIDADES, ampliando su cobertura. También se implementó el Seguro Popular, buscando garantizar el acceso a la salud. Estos programas ayudaron a reducir la pobreza extrema, aunque con desigualdades regionales persistentes. Sin embargo, la violencia del crimen organizado comenzó a deteriorar las condiciones de vida, convirtiéndose en un factor crítico en el bienestar social.
Peña Nieto (2012-2018): reformas estructurales y una estrategia fragmentada.
El gobierno de Peña Nieto promovió reformas estructurales en sectores clave, mientras transformaba OPORTUNIDADES en PROSPERA. También creó la Estrategia Nacional de Inclusión Social (ENIS) para coordinar programas sociales. Aunque la pobreza multidimensional se redujo ligeramente, las desigualdades regionales y la pobreza extrema persistieron. La corrupción y la inseguridad se convirtieron en factores que erosionaron la confianza en las políticas sociales.
López Obrador (2018-actualidad): la 4T y el énfasis en programas directos.
Con la llegada de la Cuarta Transformación, se adoptó una política de austeridad y se priorizaron los apoyos directos, como la Pensión para Adultos Mayores y Jóvenes Construyendo el Futuro. Aunque la pandemia de COVID-19 generó un retroceso en la reducción de la pobreza, los programas sociales han impactado positivamente en los ingresos de los hogares más pobres. La pobreza multidimensional se redujo entre 2018 y 2024, aunque persisten desafíos en materia de empleo e informalidad.
Conclusión: avances con cuentas pendientes
Cada administración ha dejado una huella en la política social mexicana, con avances y retrocesos. Los programas de transferencias han demostrado ser efectivos en la reducción de la pobreza extrema, pero la desigualdad estructural, la corrupción y la violencia han limitado sus alcances. México ha logrado avances, pero el reto sigue siendo generar políticas sostenibles que reduzcan la pobreza sin comprometer el crecimiento y la estabilidad económica.
Datos y cifras clave:
* Disminución de la pobreza multidimensional:
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), entre 2018 y 2022, la población en situación de pobreza multidimensional en México se redujo del 41.9% al 36.3%. Esto representa aproximadamente 5.1 millones de personas que salieron de esta condición. Este indicador considera tanto los ingresos como las carencias sociales, ofreciendo una visión más completa de la pobreza.
El porcentaje de personas en situación de pobreza extrema se mantuvo relativamente estable pasando de 7.0% en 2018 a 7.1% en 2022, tomando en cuenta que 2020 y 2021 fue el lapso en el que sacudió la pandemia del COVID-19.
* Factores contribuyentes:
Programas sociales: Los programas sociales implementados por el gobierno de la Cuarta Transformación, como la Pensión para Adultos Mayores y Jóvenes Construyendo el Futuro, han tenido un impacto significativo en la reducción de la pobreza.
Aumento del salario mínimo: El incremento constante del salario mínimo ha contribuido a mejorar los ingresos de los hogares de bajos recursos.
Remesas: El flujo de remesas hacia México ha sido un factor importante para sostener el ingreso de muchas familias, especialmente en áreas rurales.
* Desafíos persistentes:
A pesar de los avances, la pobreza extrema aún existe en México, y hay desigualdades regionales significativas.
La pandemia de COVID-19 generó un retroceso en la reducción de la pobreza, y la recuperación ha sido gradual.
La inflación y la pobreza laboral son factores que influyen en la situación actual.
* Consideraciones importantes:
Es fundamental analizar la evolución de la pobreza desde una perspectiva multidimensional, considerando tanto los ingresos como las carencias en áreas como la educación, la salud y la vivienda.
Las evaluaciones de CONEVAL proporcionan información valiosa para comprender la dinámica de la pobreza en México y evaluar la efectividad de las políticas públicas.
El impacto de la pandemia en América Latina y México.
La crisis sanitaria y económica generada por la pandemia de COVID-19 afectó a toda América Latina, con un aumento generalizado en los niveles de pobreza (CEPAL, diversos años). Países con sistemas de protección social más robustos, como Uruguay y Chile, lograron mitigar mejor el impacto mediante transferencias oportunas y programas de apoyo al empleo.
En el caso de México, la respuesta se centró en la expansión de programas sociales preexistentes, pero enfrentó desafíos en cobertura y focalización. La alta informalidad laboral y la falta de un seguro de desempleo hicieron que muchas familias cayeran en la pobreza ante la pérdida de ingresos. Aunque en los últimos años se ha registrado una recuperación parcial, la pobreza sigue por encima de los niveles previos a la pandemia.
La pandemia de COVID-19 representó una crisis sin precedentes para América Latina y México, exacerbando las ya existentes desigualdades y dejando un profundo impacto en la pobreza y el bienestar social. Aquí profundizo en los aspectos clave de esta crisis:
* Aumento drástico de la pobreza:
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó de un aumento significativo en los niveles de pobreza en toda la región. Millones de personas cayeron en la pobreza debido a la pérdida de empleo, la disminución de los ingresos y la falta de acceso a servicios básicos.
Este retroceso borró años de progreso en la lucha contra la pobreza, llevando a muchos países a niveles no vistos en décadas.
* Desigualdad exacerbada:
La pandemia afectó de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables, como los trabajadores informales, las mujeres y las comunidades indígenas.
Las brechas en el acceso a la atención médica, la educación y la tecnología se ampliaron, profundizando las desigualdades estructurales.
* Debilitamiento de las economías:
Las medidas de confinamiento y las restricciones a la movilidad provocaron una fuerte contracción económica en la mayoría de los países de la región.
El cierre de negocios, la pérdida de empleos y la disminución del comercio internacional tuvieron un impacto devastador en los ingresos de los hogares.
* Sistemas de salud saturados:
Los sistemas de salud de muchos países de América Latina se vieron sobrepasados por la demanda de atención médica, lo que dificultó la respuesta a la pandemia y afectó la atención de otras enfermedades.
Situación en México:
* Impacto económico y social:
México experimentó una fuerte contracción económica en 2020, con una pérdida significativa de empleos y una disminución de los ingresos de los hogares.
La pandemia afectó especialmente a los trabajadores informales, que representan una parte importante de la fuerza laboral en México.
* Aumento de la pobreza:
Aunque los programas sociales del gobierno contribuyeron a mitigar el impacto, la pobreza aumentó durante la pandemia.
Las desigualdades regionales se hicieron más evidentes, con un mayor impacto en las zonas rurales y las comunidades indígenas.
* Desafíos en el sistema de salud:
El sistema de salud mexicano enfrentó desafíos significativos para hacer frente a la pandemia, con saturación de hospitales y dificultades en el acceso a pruebas y tratamientos.
Conclusiones de la pandemia del COVID-19:
La pandemia expuso las vulnerabilidades estructurales de América Latina y México, incluyendo la alta informalidad laboral, la desigualdad y la debilidad de los sistemas de protección social.
La recuperación ha sido desigual, y persisten los desafíos para lograr un crecimiento inclusivo y sostenible.
Hacia una estrategia integral
Para reducir la pobreza de manera sostenida, es necesario implementar políticas públicas que vayan más allá de las transferencias monetarias y aborden las causas estructurales de la desigualdad. Algunas estrategias clave incluyen:
* Fortalecer los sistemas de protección social, garantizando acceso a salud, educación y vivienda de calidad.
* Implementar una política fiscal progresiva, que permita redistribuir la riqueza y financiar programas sociales sin comprometer la estabilidad fiscal.
* Fomentar la generación de empleo digno, reduciendo la informalidad y mejorando los salarios.
* Promover el desarrollo regional equitativo, con inversión en infraestructura y conectividad para comunidades marginadas.
* Invertir en educación y salud, como herramientas fundamentales para romper el ciclo intergeneracional de la pobreza. Una educación de calidad y un sistema de salud universal son pilares para la movilidad social y el bienestar a largo plazo.
Conclusión: la lucha contra la pobreza como prioridad nacional.
El combate a la pobreza en México ha estado condicionado por factores estructurales, crisis económicas y estrategias de política social con alcances limitados. Aunque en algunos momentos se han registrado avances, la falta de un enfoque integral y la dependencia excesiva de programas asistenciales han impedido una reducción sostenida de la pobreza.
La pandemia de COVID-19 dejó en evidencia las debilidades del sistema de protección social y la precariedad laboral que afecta a millones de mexicanos. Si bien la recuperación económica ha permitido cierta mejora en los indicadores, el desafío persiste: la pobreza sigue siendo una realidad para una parte importante de la población, y sin reformas estructurales, los avances seguirán siendo frágiles y vulnerables a futuras crisis.
México necesita transitar hacia una política social basada en derechos, que garantice seguridad social para todos y fomente la inclusión económica mediante empleo digno y desarrollo equitativo. La erradicación de la pobreza no es solo una cuestión de asistencia social, sino un imperativo de justicia, estabilidad y crecimiento sostenible.
En la siguiente columna mencionaré las medidas adoptadas por la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, que propuso en su plataforma electoral e implementa su administración para enfrentar el problema de la pobreza en sus distintos tipos.
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