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☞ OPINIÓN | Michoacán y la izquierda: el legado del PRD

Por Octavio Ocampo Córdova

Michoacán ha sido un actor clave en la historia política de México, con una marcada vocación progresista y una ciudadanía que ha sabido defender sus derechos. Desde las luchas agrarias hasta su activa participación en la vida política, la entidad ha sido parte medular de numerosas transformaciones sociales y democráticas del país. En este contexto, hace 36 años se fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD), con una sólida presencia y profundo arraigo en Michoacán.

La fundación del PRD no fue un hecho menor; representó un hito en el fortalecimiento de la democracia en México. Es importante recordar que la democracia, entendida como un sistema de gobierno que garantiza la participación igualitaria de la ciudadanía en las decisiones públicas, ha sido un proceso en constante construcción. Como señala el politólogo Robert Dahl, una democracia no solo requiere elecciones libres y justas, sino también instituciones sólidas que permitan la competencia política y aseguren la expresión plural de intereses.

En este contexto, los partidos políticos de izquierda han desempeñado un papel fundamental al incorporar demandas históricamente excluidas del debate público. Han sido, además, vehículos clave para articular los movimientos sociales, laborales y campesinos con las estructuras del Estado.

Sin duda, la fundación del PRD marcó un momento decisivo. Representó una forma distinta de hacer política. Surgió como una opción para canalizar las exigencias de la gente, para dar espacio a las voces que habían sido marginadas y para abrir el sistema político mexicano hacia una verdadera democracia. En ello, Michoacán tuvo un papel protagónico.

Aquí se consolidó una militancia convencida, comprometida con las causas sociales. Se defendieron principios como la justicia social, la igualdad, el acceso a derechos y una política más cercana a las personas. No es coincidencia que este sea el estado de figuras históricas como Lázaro Cárdenas y Cuauhtémoc Cárdenas.

La vocación social tiene raíces en estas tierras. Gracias a una acción decidida, se logró abrir el sistema político mexicano, se conquistaron espacios de participación ciudadana, se impulsaron mecanismos de control gubernamental y se sentaron las bases de una democracia efectiva. Desde la izquierda, se cuestionaron las prácticas del régimen autoritario y, al mismo tiempo, se ofreció una alternativa concreta y viable de gobierno.

El PRD logró posicionar una agenda de izquierda democrática, con profundo sentido social. Desde el Congreso, los gobiernos estatales y municipales, las comunidades y los movimientos, se impulsaron reformas orientadas a mejorar la vida de las personas. No se trataba sólo de disputar el poder, sino de transformar la realidad.

Muchos de los avances que hoy consideramos normales —como la alternancia, la transparencia y el acceso a derechos— son fruto del trabajo político de quienes, desde el PRD, lucharon por abrir caminos. Es importante decirlo con claridad: sin la izquierda democrática, la historia reciente de México no se entendería.

A 36 años de su fundación, en medio de nuevas realidades y retos, vale la pena recordar el papel que jugó el PRD, especialmente desde Michoacán. Porque fue aquí donde se encarnó una visión de país más justa y equitativa, y donde se apostó por una política con principios, con causas y con compromiso social.

Desde la ciencia política, se ha señalado que la calidad de una democracia depende también de su capacidad para redistribuir poder, riqueza y oportunidades (O’Donnell, 2004). En esta línea, los partidos de izquierda han cumplido históricamente una función correctiva frente a la desigualdad y la exclusión.

Esa izquierda organizada, nacida desde abajo, con rostro de campesinos, de mujer, de joven, de obrero, le dio sentido y dirección a muchas de las conquistas democráticas que hoy nos definen. Aunque los tiempos cambien, el legado de lucha por los derechos, la justicia y la verdadera participación ciudadana sigue vigente. Porque mientras persistan la desigualdad, la corrupción y el abuso de poder, la izquierda seguirá siendo necesaria.

Como insistía el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas: la democracia no se concede, se conquista. Y para ello, es indispensable que el PRD siga avanzando, consolidándose y siendo una opción real.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

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