Por Oscar Carbajal
En los últimos días cada vez más actores políticos se han pronunciado al respecto de lo que será su nula participación en las urnas en la elección extraordinaria del poder judicial, y no solo eso, sino que han realizado un llamado a que la ciudadanía no acuda a las urnas y no legitime lo que, a sus palabras, es una farsa.
Palabras mayores de personas que en dos años, estarán pidiendo que se vote por alguna candidatura o incluso, por ellas o ellos, al buscar estar en algún cargo de elección popular, y lo digo desde mi muy particular punto de vista, y analizando lo que ha sido este ir y venir de casi un año en el que se nos ha anunciado que ese día, el día “D” llegaría.
Si nuestro país, que tanto amamos comparar con otras naciones, fuera como Brasil, serían sancionadas todas aquellas personas que no acudieran a las urnas, debido a que la responsabilidad cívica -porque allá se elevó a ese rango- los obliga a votar en cada ejercicio democrático que se presente en la nación, de lo contrario, se puede ser multado, hasta perder el derecho a solicitar un crédito o no tener una identificación.
Pero aquí es donde mencionó de nuevo que, me es relevante ver la manera en que el “sabotaje” a la elección se empieza a construir, pero de manera inversa a la que se cree puede funcionar. Si bien, el porcentaje de votación no será equiparable a la de una elección constitucional debido a la complejidad que representa el recordar aproximadamente a más de cincuenta nombres o números por los que habría que votarse, como ciudadanos no podemos adoptar una conducta que nos lleve a la negación total y rechazo de los ejercicios democráticos.
Hablo de un sabotaje a la inversa, porque la narrativa que se ha construido desde diferentes foros o ruedas de prensa, así como aquellos medios en los que las y los actores políticos tienen alcance para mencionar que no votaran y que no acuda la ciudadanía a las urnas, es algo que no funcionará de la manera en que creen, si lo que quieren es quitarle votos al oficialismo. Y es que, al llamar a la ciudadanía a no votar se convierte en un acto de campaña también, puesto que un acto de campaña es el “llamar a votar a favor o en contra de una candidatura” y aquí se llama en general a no votar por nadie.
Pero lejos de esto, lo que se ha dicho en torno a no votar por nadie, ha dejado de lado algo muy importante, que en esas boletas existen personas muy capaces para poder ejercer un cargo como el que se disputa el día 1 de junio, personas que han estado años y años envueltos en juicios, estudiando, aprendiendo, atendiendo a la ciudadanía, que tienen vocación y que ahora, son invalidados también.
Y sí, son invalidados por comentarios que se hacen en relación a no acudir a cumplir con la obligación constitucional de participar en los asuntos políticos del país. Obligación que nos lleva a recordar que hace apenas unas décadas, no teníamos un modelo electoral que nos pudiera garantizar que las boletas son hechas con extrema seguridad, que las credenciales electorales son otorgadas a personas vivas, que existe un listado nominal y que cientos de miles de personas han construido a lo largo de estos años.
Por ello, es que si el sabotaje es decir que no vayan las personas a las urnas, terminaran favoreciendo a aquellas personas que tanto pretenden perjudicar, en lugar de apoyar o de salir a las urnas y votar por las personas más capaces que puedan encontrar en las boletas. Con esto vemos que por más que se promueva un “Conóceles” en donde se puede revisar el perfil de cada candidatura, para muchas personas serán encajonados como participantes de algo que esta “simulado”, aún y cuando el voto libre y secreto de la ciudadanía es lo que resolverá cada uno de los cargos.
Aquí el tema es que el 2027 está a la vuelta de la esquina y lo vuelvo a decir, desde mi punto de vista, será algo contradictorio el escuchar que aquellos que hoy piden que no se salga a las urnas, en dos años pedirán que se vuelque toda la ciudadanía a favorecer sus intereses; intereses democráticos, democráticos como los que hoy se desarrollan en el proceso electoral que nos ocupa, pero ese será otro tema para el registro.
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