El viernes de semana santa de 2018 será recordado por tres motivos principales: primero, la táctica de lucha del pueblo palestino en la atormentada franja de Gaza, en la Palestina ocupada por el poder sionista de Israel pasó de la defensa armada a la lucha pacífica del modelo de Mahatma Gandhi por sus derechos más elementales: su tierra, sus casas, sus condiciones de vida y de trabajo y su derecho a recuperar su nación, su estado y su soberanía. Decenas de miles de familias palestinas marcharon pacíficamente hacia el muro frontera construido por Israel para aislar y controlar cualquier acto de insurgencia con un historial de setenta años de despojos, asedio y exterminio practicado sistemáticamente contra los palestinos por los sucesivos gobiernos israelíes.
Segundo, en esta jornada de protesta pacífica, el gobierno israelí de Netanyahu lanzó a francotiradores y fuerzas del ejército asesinando a cuando menos 15 jóvenes palestinos y dejando a decenas de heridos. Tal es el temor de los sionistas a la fuerza política y moral que ha desatado esta marcha que marca el inicio de seis semanas de protestas que culminarán el 15 de mayo, Día de la Nakba (“catástrofe”, en español), en que se recuerda la expulsión de los palestinos de sus tierras.
Tercero, las agresiones sangrientas de Israel contra los palestinos no son nuevas, pero, hoy evidencian a los ojos de todos que hay de muertes a muertes y en la tierra palestina la muerte sí tiene permiso. Salvo excepciones, la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo ve casi como rutinaria toda agresión perpetrada por los sionistas de Israel contra el pueblo palestino, pero, si se trata de un intento de asesinato de un exespía del Reino Unido, se provoca una reacción histérica de decenas de gobiernos quienes expulsan a más de cien diplomáticos de Rusia acusando –sin pruebas- a ese gobierno de ser el autor.
¿De la agresión israelita contra el pueblo de Palestina? Nada dicen tales gobiernos. Si acaso, Antonio Guterrez, Secretario General de la ONU se muestra preocupado y pide una investigación de lo sucedido y el Consejo General se reúne forzado por el gobierno de Kuwait para ventilar el asunto. ¿Algo más? Nada.
Ha de recordarse también que Israel avalado siempre por los Estados Unidos se ha negado a acatar todos los acuerdos y resoluciones de la ONU que lo obligarían a regresar las tierras robadas a los palestinos desde 1948.
Estamos en un mundo primitivo en el que campea la ley de la selva con el demente Donald Trump al frente de la mayor potencia mundial y armado de bombas nucleares amenazando constantemente con usarlas contra cualquiera de los países que considera enemigos. Más de 7,500 millones de seres humanos que habitamos la tierra somos rehenes de unos cuantos delirantes personajes que deciden donde sí y dónde no vale la pena tomar en cuenta la sangre derramada. Los cientos de miles de asesinados y heridos y los millones de desplazados de oriente medio no son nada para ellos.
En cuanto a los israelíes, pasaron de víctimas de los nazis en la Segunda Guerra Mundial a victimarios actuales del pueblo palestino ante la indiferencia y complicidad de la mayoría de la comunidad mundial.
¿Es éste el homo sapiens sapiens?