Por Roberto Pantoja Arzola
Eran días aciagos aquellos en los que la embestida después del fraude electoral de 2006, podrían costarle vidas a las y los integrantes del movimiento. La decisión se había tomado, sin embargo, y en aquellas horas hubo quienes decidimos quedarnos –esa era la apuesta más difícil–. Las tiendas de campaña empezaron a montarse y al paso de las horas y los días, poco a poco, se decantaron las convicciones. Era Claudia, la joven exsecretaria del Medio Ambiente del gobierno capitalino quien siempre estuvo cerca y quien ahora representa una alternativa para prolongar nuestras luchas del Paseo de la Reforma hacia el futuro, mucho más allá del insuperable sexenio del presidente López Obrador.
Llegó a Michoacán, acompañada bajo el brazo de décadas de lucha, desde las batallas del CEU por mantener la gratuidad de la educación en la UNAM y por dignificar los pasos de los jóvenes estudiantes herederos de las batallas de 1968. Su figura inconfundible arrastra los logros de su gobierno en la delegación de Tlalpan cuyos innumerables aciertos incluyen el programa de ciberescuelas, así como la implementación de novedosos mecanismos de participación ciudadana en el combate a la corrupción y la inseguridad.
En Morelia, Claudia asomó el perfil de una excelente administradora pública que detonó espacios para el empoderamiento de la sociedad en el gobierno de la capital del país, asumiéndose como una digna representante de las luchas que nuestro movimiento ha abanderado y en las que ella ha estado en cada paso, defendiéndolas hombro a hombro con nuestro presidente López Obrador.
No es gratuito que su formación académica, amalgamada al calor de los números y los datos duros, hoy signifiquen un reto para los adversarios de la Cuarta Transformación quienes ven en Claudia una amenaza que impondría un dique a las diluidas posibilidades del retroceso al pasado, mismo que es clamado por una oposición envalentonada por su inflada convocatoria a la pasada marcha del día 26 de febrero.
Claudia llegó a Michoacán, y con ella el reto de debatir sobre los derroteros del futuro inmediato, sobre el programa que nuestro movimiento debe aspirar a abanderar para poder seguir siendo una mayoría, no solo capaz de ganar la presidencia de la república, sino de alcanzar los suficientes escaños en el Congreso de la Unión para poder profundizar las transformaciones que llegaron en 2018 al país.
Es Claudia y llegó a Michoacán, esta tierra en donde se discuten ideas antes que nombres, en donde históricamente se han forjado las grandes visiones que han dado rumbo a las otras tres transformaciones del país. Claudia estuvo en Michoacán y esperamos con ilusión su regreso cobijado de emociones, de júbilo, pero sobre todo de ideas.