Por Mario Ensástiga Santiago
Por suerte he tenido la oportunidad en varias ocasiones de ser asesor de dirigentes partidarios, legisladores y autoridades municipales, la experiencia me ha demostrado una y otra vez las grandes dificultades que existen para que quienes acceden al poder político, al poder público actuén de una manera distinta a los modos tradicionales que han predominado por muchas décadas de los gobiernos del PRI, del PAN y en parte en MORENA y otros partidos políticos.
Como ya lo he dicho en otras ocasiones los tiempos actuales presentan escenarios cada vez más amplios y complejos para el quehacer político, continua la limitada idea de que gobernar es fácil, que basta con la experiencia social, política, ser honesto y trabajar mucho y si se tiene una carrera universitaria mucho mejor, éstos aspectos sin duda son importantes, pero insuficientes, lo cierto es que hay que conocer y aplicar nuevas metodologías, currículas, herramientas y dinámicas de trabajo específicas para la función pública, que por lo general en las universidades no se estudian.
Los nuevos paradigmas de la función pública exigen políticos cada vez más calificados y especializados en distintas áreas y temáticas del conocimiento, si bien es cierto que a los políticos el pueblo los vota y elige, no precisamente por sus capacidades técnicas o académicas, es claro que para enfrentar exitosamente la función y el servicio público actual, la gran mayoría de los representantes populares no cuentan con los conocimientos tecnopolíticos necesarios y de manera complementaria tener asesores con los mayores conocimientos y experiencias posibles en temáticas concretas, de ahí que yo no crea en los todólogos y los grandes doctorados sin experiencias prácticas de base, y mucho menos cuando estudian en universidades extranjeras donde los educan para la subordinación de los países como el nuestro, formados con materias muy alejadas de las verdaderas necesidades de la gente y la solución de sus principales problemas
Existe una extraordinaria insensibilidad de los políticos tradicionales por las verdaderas asesorías, lo que sucede es quieren dar la idea de que todo lo saben y lo pueden resolver, ello se debe a la arrogancia e ignorancia tan socorrida, los peores casos son cuando no saben que no saben, cuando contratan supuestos asesores en realidad son espacios que les abren a sus amigos a los que por diversas razones hay que darles trabajo, para hacer de todo menos verdaderas asesorías políticas.
Sin lugar a dudas vivimos tiempos muy complicados, particularmente en México asistimos a la confrontación y polarización entre los tradicionales esquemas de hacer política y los que intenta establecer Andrés Manuel López obrador con la 4t, no se puede negar que en ese sentido AMLO es un políticos bastante singular, independientemente de que nos guste o no sus estilos y modos de hacer política, como tampoco podemos desconocer que como ningún otros presidente de México ha sabido sostener el respaldo; los políticos tradicionales han convertido a la política en un mercado de ideas y prácticas mayoritario del pueblo de México, ¡por algo será!.
Seguimos en una realidad donde las clases dominantes monopolizan la opinión pública, porque cuentan con todas las condiciones para conducir al ciudadano común y corriente, por lo general limitadamente informado y formado, hacia visiones e ideas que salvaguardan los grandes capitalistas; en estos planteamientos y reflexiones nuestra clase política en lo general está perdida, sin rumbo, tiene serias dificultades para avanzar hacia nuevo paradigmas del desarrollo político, nuevas fórmulas de expresión política para rejuvenecer y refundar los partidos políticos existentes, de otra manera no nos podríamos explicar el porqué serias crisis y contradicciones ideológicas, políticas y programáticas que tienen los partidos políticos más grandes, desde luego también MORENA y los otros partidos, incluso los nuevos que hay en el país, por ejemplo en Michoacán, 2 o 3 partidos nuevos, es evidente que sus visiones y ofertas políticas son reiterativas a lo que han dicho todos los partidos políticos l crearse o reformarse, son las mismas críticas, reflexiones y propuestas de siempre.
Tenemos la necesidad de redimensionar la visión tan estrecha del poder público que tenemos, formalmente los políticos tradicionales son representantes populares, sin embargo la mayoría no son ni han sido dirigentes de organizaciones sociales y de masas, son en la mayoría de los casos, dirigentes políticos, legisladores y gobernantes a partir de ciertas coyunturas y circunstancias favorables a sus intereses, con amistades, pagos de cuotas y acuerdos instrumentistas entre personas y grupos de poder de las cúpulas y no de las bases; es tradicional ver como alguien que quiera acceder a un cargo de elección popular hace acuerdos con distintas personas y destina buenas cantidades de dinero para construir mediáticamente la fuerza necesaria para competir y acceder a los espacios de poder público y no precisamente para buscar transformar de fondo las realidaddes que nos aquejan, es por ello que están imposibilitados para construir una fuerza social y política permanente, en constatnte desarrollo y crecimiento.
Los políticos tradicionales ven a la sociedad como una masa amorfa, no les les alcanza sus miras políticas para ver y entender la compleja realidad, razonan y actúan sin poder entender a las individualidades de hombres y mujeres que están en distintos lugares, haciendo cosas diferentes y sometidos a influencias ideológicas diferentes, una nueva forma de hacer política sería dar nuevos mensajes, nuevas formas de comunicación, nuevas formas organizativas para llegar a ese hombre o mujer concreta, esto significa saber masivamente individualizar el mensaje.
Otra cuestión que también he podido constatar, pese a los grandes y reiterados discursos de la participación ciudadana en la función pública, afirmo a partir de mi experiencia en gobiernos municipales de poco más de 4 décadas, que los políticos tradicionales o de derecha, le tienen miedo a la participación de la gente, sus visiones centralistas, empíricas y pragmáticas no les permite organizar y delegar tareas de manera más adecuada para dar mejores resultados en la función pública, paradójicamente en los gobiernos municipales hay pocas experiencias de participación ciudadana sustantiva, la gran mayoría es más rollo que otra cosa, a pesar de que la democracia directa es más posible y viable en el ámbito local.
La democracia participativa y directa es una potente bandera política, sin embargo esto que parece tan obvio, no lo es en la práctica, ciertamente la utopía donde el pueblo sea el verdadero protagonista de la construcción y transformación de nuestra sociedad no deja de ser algo muy distante a los políticos tradicionales.
Estas visiones y prácticas de la verdadera participación ciudadana si las he visto en unos cuantos gobernantes y gobiernos, que logran entender que se necesita una nueva educación ciudadana y una nueva pedagogía del poder, que sea como lo planteo el gran Paulo Freire, liberadora, integral, humanista, socialmente comprometida con las grandes transformaciones de la sociedad, que convierta día a día a los y las ciudadanas en verdaderos sujetos de la vida, donde las personas son sujetos sociales y no entes individuales con intereses por encima de los colectivos de una sociedad como sucede en el capitalismo salvaje y neoliberal, no estoy desconociendo ni negando la importancia de la individualidad, lo que afirmo es que la individualidad humana es eminentemente social.