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#TAN CERCA, TAN LEJOS // Venezuela del neoliberalismo, pasando por el socialismo del siglo XXI a dictadura blanda

Por José Irán Moreno Santos

1992 año de dos Golpes de Estado producto del desmantelamiento del incipiente Estado de Bienestar que venían ganando terreno por los gobiernos socialdemócratas venezolanos, frente a las políticas neoliberales producto del consenso de Washington que generó, pobreza, exclusión y racismo por una clase política corrupta, un sector empresarial explotador y una sociedad excluida de los beneficios económicos producto de la explotación del petróleo y de las materias primas que se encontraban en manos de una clase política corrupta y empresarial que solo se generaban riqueza a sí mismos.

Tras los Golpes de Estado de febrero y noviembre de ese mismo año, encabezados por el militar Hugo Chávez Frías comienza lo que para muchos ciudadanos de ese país, dirigentes políticos de izquierda y analistas, la revolución bolivariana.

El movimiento nacional detonado por las sonadas militares llevó a la inestabilidad política, económica y efervescencia social a Venezuela y fue para el año 1998 que por la vía electoral es cómo se hace de la presidencia de la república Hugo Chávez Frías quién impulso el proyecto que denomino socialismo del siglo XXI. Y ya en el gobierno el presidente Hugo Chávez y partidarios promovió una nueva Constitución la cual se aprobó por referéndum en 1999, esta nueva constitución diseñó nuevas estructuras de gobierno e inauguró una nueva relación del mismo con la sociedad venezolana.

Renacionalizó los recursos estratégicos del país, intervino en la economía y ensanchó al estado, todo en sentido contrario a lo que se planteaba como políticas neoliberales en el resto del mundo.

Otorgó programas sociales de importante cobertura en sectores vulnerables, universalizó derechos a los que todo ciudadano venezolano podría acceder sin que esto implicara la supresión de la propiedad privada y servicios privados como educación, salud y vivienda. Si bien impulsó un nuevo modelo de socialismo, este no dejó de convivir con la economía de mercado.

Importantes sectores sociales que en gobiernos anteriores habían sido excluidos en la administración se les fue incorporando, se les fue considerando y se le fueron otorgando derechos que antes no habían tenido.

Todo parecía que el nuevo modelo que se impulsó en Venezuela a partir de 1998 generaría un sin número de beneficios para la población y que erradicaría paulatinamente los modelos liberales y neoliberales que se habían constituido por muchos años en esa nación latinoamericana.

Se funda el Partido Socialista Unificado de Venezuela en 2007 que absorbe a los diferentes partidos que impulsaron la candidatura Chávez en 1998 y muchos de esos dirigentes partidarios y de movimientos sociales conformaron la nueva administración, sin que ello implicara que otros sectores nacionalistas y de izquierda no quisieran perder su identidad y se mantuvieran con las siglas de su propio partido y se sumaban al proyecto chavista, que con el tiempo se fueron separando, se fueron diluyendo o se fueron confrontando con el partido gobernante y contra el gobierno de Hugo Chávez por considerar que si bien hay que impulsar un modelo de bienestar social con acceso universal a muchos derechos, estos no deberían de ser apropiados por una sola fuerza política de manera clientelar, como se desarrolló posteriormente en la política durante los gobiernos de Hugo Chávez Frías que duró desde 1998 hasta 2013.

La nueva constitución que impulsó la administración, creo nuevas instituciones electorales, un nuevo esquema parlamentario, facultades importantes al titular del Poder Ejecutivo, un Poder Judicial que buscaba en el papel ser autónomo pero claramente en la práctica se veía que todas esas instituciones creadas en esa nueva constitución se fueron enquistando los actores políticos que acompañaron electoralmente al partido de gobierno y se fueron convirtiendo en espacios captados por esos grupos políticos que contribuyó a que los canales de participación política y democrática de independencia y autonomía se fueran cancelando por la apropiación de estos actores de esas instituciones del estado que si bien deberían de servir al ciudadano, se servían del mismo para mantener controles de gobierno y de negociación con el partido gobernante y las fuerzas que lo acompañaron durante todos esos años.

El nuevo modelo impulsado en Venezuela fue duramente criticado por actores políticos de la anterior régimen, los medios de comunicación si bien gozaban de libertad conforme se fue asentando el nuevo gobierno fueron paulatinamente sustituidos, desmantelados y cada vez los espacios de debate público en el marco de las empresas privadas de comunicación se fue cerrando y se fueron constituyendo nuevos espacios de comunicación promovidos patrocinados y auspiciados por el gobierno chavista.

Como todo proyecto constitucional se marcaban espacios electorales los cuales siempre fueron ganados en su mayoría por el partido de gobierno desde la presidencia de la República hasta los gobiernos locales, lo que le dio mucha fuerza al proyecto político que se impulsaba desde el gobierno central teniendo como espacios de gobiernos locales la misma lógica política nacional.

Los partidos tradicionales de centro izquierda, derecha y demócratas cristianos fueron desapareciendo, se fueron debilitando por el corrimiento de muchos de sus militantes a la nueva fuerza política constituida después del triunfo del polo patriótico y los partidos fueron perdiendo presencia electoral e incluso desaparecieron. Lo que fortaleció electoralmente al partido de gobierno y así lograr ganar consecutivamente  elecciones de gobernación y de presidente de la república hasta el año 2013 en el que fallece Hugo Chávez  y ante elecciones cuestionadas arriba al poder Nicolás Maduro.

El modelo impulsado generó bloqueos económicos, ataques financieros e intentos de inestabilidad política a Venezuela para un cambio de gobierno, que desde la perspectiva internacional cumpliera con los estándares mínimos de democracia y libertad, confrontando a las instituciones de Venezuela con organismos internacionales, con países que impulsaban la democracia y los derechos humanos en su política internacional pero que a su vez en su política nacional eran totalmente cerrados, autoritarios y poco democráticos.

Venezuela pasa de un gobierno neoliberal, al proyecto de socialismo del siglo XXI y a la muerte de Hugo Chávez y durante su periodo se le ubicó como una dictadura por controlar medios de comunicación, medios de producción, órganos electorales y un control político clientelar que en procesos electorales les votaban por sus candidatos, por sus políticas, por sus referentes y por su modelo de desarrollo lo cual lastimó severamente a los grupos económicos tradicionales de ese país y sus intereses en el extranjero así como del extranjero en Venezuela.

Se cerraron canales de participación, comunicación y de participación ciudadana de aquellos sectores que tradicionalmente ostentaban el gobierno y el poder económico, político y social y fueron sustituidos por una mayoría que desde el gobierno cerró esos espacios y que aún se mantiene encerrados a pesar de la severa crisis económica y social que hoy vive Venezuela.

Muchos hablan, cuestionan y señalan que si un gobierno de izquierda progresista y popular desembocará en la venezolarización de ese país y que la situación económica, social y política irán en detrimento de las libertades sociales, políticas y económicas y que por lo tanto es un riesgo votar o impulsar proyectos de las características como las que impulsó Hugo Chávez y sectores patrióticos de izquierda nacionalistas en su país y en otros países.

Lo cierto es que en democracia, entendida como la participación de las mayorías y el reconocimiento de las minorías en el proceso de toma de decisiones políticas en un país, sí fue cancelado durante muchos años en este país y se cree falsamente que este fenómeno se puede repetir en muchos países si se eligen o se consideran estas opciones, lo cierto también es que muchos de los actores políticos que participan en estos espacios patrióticos y de izquierda son organizaciones políticas o movimientos sociales antisistémicos y que al arribo del gobierno se buscan mantener en el poder, el control y los beneficios económicos y políticos que se obtienen y se juega al gobierno con ciertos beneficios sociales clientelares que demeritan un verdadero proyecto de transformación política en una sociedad.

El gobierno de Hugo Chávez puede considerarse como un gobierno de transformación social y política con participación social, sí excluyente con órganos captados, con libertades coartadas, con opositores detenidos pero al fin un proyecto que podría ser viable para una sociedad, pero atentó contra lo que comúnmente podríamos nosotros mencionar en términos de una construcción democrática entendida esta como la participación de diversos sectores en el proceso de toma de decisiones en los gobiernos, libertades, transparencias, rendición de cuentas combate a la corrupción y yo creo que ahí sí, el gobierno emanado de las elecciones de 1998 a la fecha tiene un déficit y es por ello que se cuestiona severamente ese tipo de gobiernos y se cancela toda posibilidad de que un gobierno progresista que no populista de izquierda, con visión democrática pueda llegar al gobierno de un país.

Es importante no confundir proyectos de izquierda democrática con una visión clara de estado de bienestar, a un proyecto nacionalista sin concepción democrática y sin ánimo de construcción de un estado de bienestar, sino simplemente un estado clientelar que ha generado temor, crítica y cuestionamientos ante un gobierno populista, nacionalista, interventor, oscuro en el manejo de sus recursos, clientelar como se puede observar. Si bien un proyecto como el de Hugo Chávez pudiera haber tenido buenas intenciones, este se fue contaminando, se fue cerrando en aras de mantener el gobierno,  mantener los recursos y los privilegios y reprodujeron el mismo esquema anterior del que habían combatido y ese es el gran riesgo que hoy se puede correr en varios países de nuestra región.

Se tiene que entender entre los actores de la izquierda que un gobierno de izquierda democrática no es excluyente, autoritario, restrictivo de libertades y solo busca cambiar al grupo gobernante por uno nuevo con las mismas características del anterior, ese es el riesgo y creo que no deberíamos permitir que eso suceda en ningún país del continente, porque muchos han ofrendado su vida para las transformaciones y que hoy no estarían satisfechos con lo logrado ante la realidad, después de sus procesos que entusiasmaron, motivaron y festejaron en su momento y hoy pueden ser una decepción.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

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