Por José Irán Moreno Santos
El pasado miércoles 26 de julio tuvimos la fortuna de intercambiar opiniones con Carlos Ominami, ex Ministro de Gobierno de la Concertación en Chile y miembro fundador de la Fundación Chile 21 quién compartió reflexiones sobre los dilemas y conflictos de las izquierdas en los gobiernos de Brasil, Colombia, Bolivia y Chile y un segundo tema que abordamos fueron los retos del socialismo democrático o socialdemocracia y la necesidad de la construcción de Estados de Bienestar Social en las Américas.
Fueron reflexiones interesantes ante un grupo plural de invitadas e invitados que se dieron cita en este importante encuentro íntimo entre los que destacaron dirigentes del PRD EDOMEX, diputados federales de Movimiento Ciudadano, representantes de la corriente socialdemócrata de Morena, académicos y representantes de organizaciones vecinales de Coyoacán y funcionarios de la FEPESP anfitriona de este diálogo.
Parlamos sobre la realidad que estamos viviendo en la izquierda democrática en América Latina. Hicimos varias valoraciones sobre la situación en Chile y cómo las izquierdas emergentes frente a la izquierda tradicional están llevando al gobierno del presidente Borics a enfrentar derrotas ante la falta de consensos y de visión que están teniendo los actores de las izquierdas desde la universitaria hasta la que gobierna, frente a la tradicional izquierda ubicada en el Partido Socialista , el Partido Comunista y la posibilidad real de perder el gobierno en las próximas elecciones presidenciales y pulverizar la izquierda que hoy está en el gobierno tanto presidencial como en el Congresos y perder la posibilidad de tener una nueva Constitución.
Valoramos también lo que está sucediendo en Colombia con el Pacto Histórico y cómo entre las izquierdas, la emergente y la tradicional representada en los partidos históricos se están devorando a pesar del liderazgo del presidente Petro y cómo las distintas visiones representadas en el movimiento y en los partidos se contradicen y se anulan y eso ha llevado a que hoy el gobierno tenga mucho ruido a su interior, el cual es potenciado por la derecha colombiana, que genera desconfianza, incertidumbre y duda en las transformaciones que se llevan a cabo o se intentan impulsar.
Brasil con el presidente Lula que no es producto de una alianza de izquierdas emergentes y el Partido del Trabajo tiene un poco más de estabilidad y de conducción pero eso no quita que estas izquierdas emergentes demanden más que la derecha a la que le ganó el presidente brasileño en el pasado proceso electoral y la derecha tradicional, tiene poco margen de maniobra gubernamental y que su mayor margen está en la política internacional lo que le puede afianzar su gobierno en lo interno y conducir la posible integración regional que tanto hablan los presidentes pero poco hacen para lograrlo porque son devorados por la inmediatez gubernamental.
Leímos con cuidado lo que está sucediendo en Bolivia y cómo las visiones pueden llevar a que el próximo presidente boliviano sea un hombre de derecha por la confrontación entre el actual Presidente de la República Luis Arce contra el expresidente Evo Morales y concluimos con España y el reciente proceso electoral.
Reflexionamos como las izquierdas emergentes han tenido dificultades para mantenerse y no decaer en su llegada al gobierno y cómo el ruido y las contracciones mismas entre los actores frenaron el triunfo electoral del Partido Socialista Obrero Español y la caída o desaparición de lo que fue en su momento un gran movimiento juvenil, popular, social que representó PODEMOS y cuál es el producto de esa grave situación que llevó casi a que la derecha y la ultraderecha en España gobernara.
Ante estas realidades analíticas, nos preguntamos qué tipo de debate, encuentros o conferencias debemos tener cuando las izquierdas emergentes o movimientos sociales de manera impetuosa quieren transformar la sociedad y se enfrentan a la realidad que tienen que recurrir a la izquierda tradicional, la cual más que colaborar, buscan enfrentar, superar y sustituir, porque si bien estamos en el mismo espectro del progresismo las contradicciones que se están dando hacen mucho ruido y vemos con dificultad el que actores del mismo espectro se puedan sentar a discutir y no haya oídos que escuchar.
Observamos un bullir de radicalismo, de movimientos sociales reivindicativos que se ubican o se consideran de izquierda en su ruta de cambio social, pero se topan con realidades que les impiden ese cambio rápido a sus planteamientos y tienen que dialogar, negociar, redactar, consensar, incluso incluir y esperar cuando su movimiento asambleísta más que democrático no alcanzan o cumplen con sus demandas se radicalizan y entorpecen avances posibles.
Este mismo bullir lo observamos en la derecha tradicional con sus expresiones mas radicales llegando al racismo, la xenofobia y contrarios a la libertad normada.
Estamos en un cambio de fin de época, todas las contradicciones emergen en ambos espectros ideológicos y el riesgo de perder la democracia, los derechos laborales, económicos y sociales está latente por los radicalismos de ambos espectros y al final el gran triunfador sigue siendo el moribundo neoliberalismo y los grandes perdedores los ciudadanos.
Se hace necesario convocar a formar un gran acuerdo mundial entre las izquierdas para trazar una ruta mínima de construcción de Estado de Bienestar en las Américas y también en el resto del mundo porque nos estamos devorando y ya cuando nos acabemos no tendremos la capacidad de gobernar para todos y el poder solo quedara en aquellos mas fuertes, sin valores, principios, políticas inclusivas y de bienestar social, estamos ayudando a las derechas a gobernar en sentido contrario de la historia. Somos la razón frente a la especulación.