Por Héctor Tapia
Muchos dan por sentada la fuerza política territorial que tienen en función de los resultados obtenidos en la última elección. Pero esos números son, a estas alturas, un error, más frente a este proceso electoral.
De manera tajante: no están contemplando la incursión de tres nuevos partidos políticos y los efectos que tendrán en los partidos tradicionales de los cuales emanaron los actores que construyeron las nuevas instituciones políticas.
De acuerdo a las cifras constitutivas de cada una de estas fuerzas políticas, el partido que más merma tuvo con la irrupción de los partidos locales, fue el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y después el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aspecto que se ha querido minimizar, pero que tendrá consecuencias en las siguientes votaciones, que es donde se verá reflejado el tamaño del boquete que les abrieron.
Según las cifras de afiliación para constituir los nuevos partidos locales, el PRD perdió 2 mil 204 militantes y el PRI mil 301 militantes, muchos de ellos operadores en varias partes del estado.
Con operadores me refiero a aquellos actores que tienen la capacidad de convencer, de recorrer territorio, de plantear proyectos políticos, de forma legítima o incluso con procedimientos poco éticos, y quizá atraer votantes hacia algún proyecto, pero que en el terreno final de la votación pueden marcar diferencias.
Esto fue en la fase constitutiva, pero una vez que se convirtieron en alternativas “votables”, comenzó otra fase de abandono de ciertos perfiles o cuadros de los partidos tradicionales para buscar la alternativa en los partidos locales para intentar consolidar proyectos políticos regionales que no tuvieron eco en sus partidos de origen.
No hay que perder de vista los orígenes principales de estos partidos, de sus promotores, y en función de ello podríamos también dimensionar un poco quiénes podrían ser los afectados en consecuencia.
En el caso de MÁS Michoacán, partido que dirige Jesús Remigio García, ex representante del PRI ante los organismos electorales, impulsado a su vez por el ex gobernador Jesús Reyna; ellos estarían causando más estragos al priismo en la entidad.
En tanto que Tiempo por México, con Karla Martínez Martínez, su dirigente estatal, con el respaldo del líder transportista José Trinidad Martínez Pasalagua, que también tienen un origen priista, este partido local también ha acercado a muchos perfiles que en su origen fueron perredistas.
Para el caso de Michoacán Primero, con Antonio Plaza Urbina, que en sus orígenes fue del Partido Acción Nacional (PAN), y posterior independiente, con una perspectiva política un poco más conservadora que progresista, sus redes se tejieron a partir de las inconformidades de ex panistas, ahí está su nicho.
Es decir, el nacimiento de estas fuerzas políticas podría comprometer las proyecciones de los partidos políticos tradicionales o grandes, pero también de los aspirantes que habrán de contender.
