Héctor Tapia / Metapolítica
La mesa política del frente opositor se volvió a congelar; la razón fue el arribo o regreso de Guillermo Valencia Reyes a la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
La última reunión que se había programado para abordar las negociaciones para las candidaturas locales se suspendió a partir de esta causa, y por la falta de confianza que generó el dirigente priista.
El diálogo se había roto luego de que el dirigente priista en Michoacán exigió al PAN castigo a sus legisladores y legisladoras locales, por haber participado de la votación del Auditor Superior de Michoacán, y éste último partido argumentó que no permitiría que se metieran en su vida interna, aún de parte de partidos aliados.
Esto derivó en que Guillermo Valencia saliera, vía licencia, de la dirigencia estatal, el 19 de diciembre, bajo el argumento de que no sería obstáculo para la construcción de la alianza opositora en la entidad.
Sin embargo, una vez firmada la intención de construcción de las candidaturas comunes, conducidas por Enrique Rojas, Delegado Nacional del tricolor, Valencia Reyes reasumió la dirigencia estatal.
En esta fase, trascendió un encuentro del dirigente estatal priista con encumbrados morenistas de Michoacán, encuentro que se calificó como un encuentro social, que se dio en un contexto de una fiesta.
Esto último alimentó la desconfianza hacia Guillermo Valencia y hacia el PRI en Michoacán, en un contexto de que se había retomado el diálogo entre las fuerzas políticas de la alianza opositora.
En este contexto el PAN y el PRD anunciaron su respaldo hacia la intención de Alfonso Martínez por la búsqueda de la reelección en la capital michoacana; en tanto que el PRI se mantuvo al margen; al respecto, el Delegado Nacional declaró en días pasados que si bien reconocían el posicionamiento del presidente municipal de Morelia, el PRI también tenía perfiles competitivos para contender por la alcaldía.