Por Héctor Tapia
Si la virtual presidenta, Claudia Sheinbaum, quiere realmente darle legitimidad y alejar cualquier sombra de simulación al avance la Reforma al Poder Judicial, que está dentro del Plan C, debe, obligadamente, omitir involucrar a la encuestadora de Morena en el proceso.
Esta encuestadora sólo ensuciará y generará más golpeteos a un proceso de consulta que de por si viene apresurado y más en una tema que mantiene en la incertidumbre no sólo a la población mexicana, sino a la misma comunidad internacional.
Si la virtual presidenta realmente le quiere dar seriedad tiene que dejar fuera al organismo de encuestas de Morena; los mismos morenistas saben que es un mecanismo plagado de huecos, inconsistencias, falta de transparencia y por tanto genera percepción de ilegitimidad.
En un proceso de consulta como para lo que viene, más respecto a reformas de ese calado, debe consultarse realmente a toda la población, de todos los colores partidistas, y las voces también de los que no tienen partido.
La votación aplastante que obtuvo la coalición Sigamos Haciendo Historia no debe tomarse como un cheque en blanco en este sentido; si realmente la virtual presidenta quiere iniciar enviando el mensaje de que en verdad quiere escuchar a los mexicanos y a las mexicanas debe dejar fuera al organismo de medición de Morena.
Si quiere darle mayor certeza debe dejar fuera, insisto, a la comisión de encuestas de su partido, porque lo que estará a consulta no es la opinión del movimiento del cual emana, que ya sabemos cuál es su postura.
Ahora sí, respecto a la reforma al Poder Judicial, es una reforma que, a mi perspectiva, sí se requiere; pero no significa que sea la reforma planteada por el Presidente y el proyecto de la 4T.
Y esta es la misma postura respecto a la Reforma Electoral, donde también queda más que en evidencia la necesidad de una reforma profunda, pero, como en el caso de la primera, no es la que plantea el presidente.
Por tanto, si se requiere avanzar con seriedad en construir una reforma profunda que sí necesita al país, debe dejarse de origen los factores que sólo abonarán a los cuestionamientos más que a las certezas.
Las encuestas de Morena, por más que se insista en disminuir o minimizar los cuestionamientos, siempre han generado falta de certeza, de claridad; y si han sido aceptadas por sus adeptos y simpatizantes no es porque crean en los resultados de las mediciones, sino porque creen en y se apegan a su movimiento, por lo que terminan aceptando los resultados que se oficializan.
Por ello, insisto, si la virtual presidenta quiere no ensuciar aún más la discusión sobre éstas reformas, debe dejar fuera las encuestas de Morena.