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☞ OPINIÓN | Democracia ¿participativa o abstencionista? inquietudes en la elección judicial

Por Lucero Circe López Riofrio

La inconformidad y crítica hacia el proceso de elección judicial es fuerte y con diversos argumentos a favor y mucho más en contra, algunos razonables y otros muy desafortunados, otros idealistas y los más pragmáticos capaces de lo impensable, que de entrada ya es un desafío.

Lo cierto es que esto está a la vuelta de la esquina y este ruido ensordecedor mediático e incluso hasta el límite de lo incisivo nos impide pensar, politizar y reflexionar sobre lo que conviene a la colectividad, no a un grupo político, empresarial, militar o de cualquier otra índole.

Es preocupante la pretenciosa manipulación en la que se asocia a un candidato o candidata a ciertos liderazgos morales o políticos como si eso implicase de entrada que ciegamente se votará por ese candidato/a, contrariamente hay otros grupos políticos que intentan desacreditar este proceso con argumentos banales y poco creíbles.

Otras situaciones observadas es que hay quienes están tratando de hacernos creer que se prepararon y no precisamente para realizar una campaña basada en posibilidades reales y concretas, incluso reconociendo límites y obstáculos, pero no, su preparación consistió en cómo burlar las “reglas” impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE), para contratar “influencers” que venden narrativa para insistir en que esa persona por sí sola podría mágicamente hacer la diferencia en un sistema de justicia que de por si es lento y casi siempre injusto para convertirlo en algo que desde su punto de vista debe ser.

Por tal razón resulta transcendental que podamos pensar muy bien la pertinencia de la participación, aunque en el caso de Michoacán parece que hay muy pocas opciones por los cuales votar, prevaleciendo el desconocimiento sobre quiénes son los candidatos y las candidatas, lo que impide tomar una decisión acertada y a fin a la idea de justicia que queremos que ese sistema se convierta, tal vez en uno suficientemente ético y alejado de los intereses monopólicos y partidistas que perviven en nuestra era, pero eso sería casi imposible e ilusorio, por lo que la regla es a criterio de quien podría hacerlo mejor.

En ese sentido, resulta necesario revisar la idea que tenemos respecto a la justicia y como ponerla en práctica, que posibilidades hay de hacer lo correcto y lo justo para lograr el acceso a la justicia, y es que este punto me preocupa, es dónde surgen las aristas, ¿cómo hacer funcional un sistema de justicia? No sólo con poner nuevos rostros con intereses viejos e ideas arcaicas como quienes creen que la justicia es la oportunidad para la criminalización y la imposición de penalidades exorbitantes, bajo un esquema de orden inflexible que más bien retrata posiciones letristas y legalistas, apegadas a sociedades de regímenes deshumanizados y descontextualizados.

Aunque también se exhiben posturas “progresistas” pero que en el fondo son únicamente discursivas, son cambios cosméticos para que todo siga igual, posiciones que incurren en la subestimación de las víctimas para el utilitarismo personal, muy lejos de la transformación que queremos.

Parece que construir una justicia restaurativa, está fuera de toda posibilidad, sin punitivismo, con penalidades proporcionales a los daños causados, garantizando la reparación, la máxima publicidad y la no repetición, es decir una justicia que ponen en el centro la dignidad humana.

Es frustrante que para lo trascendental nunca haya tiempo, quedando fuera lo central ¿cuál es la idea y tipo de justicia en la que podemos ponernos de acuerdo? Lo que me lleva a cuestionar ¿participaremos o nos abstendremos? ¿qué implicaciones tendrá esta elección derivada de los resultados obtenidos si son contrarios a lo que queremos y anhelamos? ¿habrá civilidad o nos aventaremos piedras?

Me desalienta no tener respuestas en las propuestas de las candidatas y los candidatos, especialmente cuando las preguntas pueden considerarse irrelevantes como: ¿habrá una atención digna? ¿serán escuchadas las víctimas? ¿qué pasará con los delitos sexuales hacia las infancias y las niñas en especial? ¿los pederastas tendrán castigo, aunque sean políticos, funcionarios en funciones y representantes de las iglesias? ¿imperará la ideología y las creencias religiosas para ejercer la justicia a modo? ¿serán absueltos los agresores familiares y fugitivos que se llevaron a los hijos, hijas e hijes? ¿tendrán justicia las mujeres, las personas trans, las personas migrantes, las personas que ejercen una sexualidad e identidad no heteronormativa, las personas indígenas y afrodescendientes? ¿se criminalizarán a las mujeres que aborten de manera voluntaria y por qué no fueron agredidas sexualmente ni tienen 12 semanas? ¿la progresividad de los derechos humanos tendrá un peso fundamental y prioritario en el acceso a la justicia? ¿habrá justicia para las madres y familiares de personas desaparecidas? ¿habrá separación de la justicia del poder político y económico?

Y es que estando en ciernes esta elección lo que queda es aplicar “el avemaría de puntería” derivado de la confusión múltiple que implican las boletas de elección, algunas acciones que consideró se podrían seguir es que no estén cercanos/as a algún partido político  lo cual es sumamente difícil dada la preselección inicial, que no hayan sido denunciadas por violencia sexual, acoso sexual, que se hayan destacado por su desempeño a favor de las víctimas, que no hayan manipulado al electorado a través de imágenes que interpelen a una supuesta bondad y clemencia, que hayan planteado propuestas posibles y reales, que estén dispuestas a la evaluación y revisión pública, que rindan cuentas de sus ingresos y bienes, a ser destituidos por corrupción y defensa de impresentables, etc.

Me parece que esto es demasiado y que podría generar consecuencias que no se previeron como tampoco se han pensado en cómo se les hará frente, de acuerdo estoy en que se requiere establecer una nueva composición en el Poder Judicial, que hay graves situaciones, pero no tengo muy en claro que esto resuelva algunos de los determinantes estructurales que componen la anhelada justicia y su relación con la gobernabilidad y la pacificación.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.


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