Por: Gerardo A. Herrera Pérez
Como muchos de mis lectores saben, estoy concluyendo mi segundo doctorado en Ecoeducación, en esta nueva empresa, revisamos las posibilidades de creación de comunidades de aprendizaje para atender problemas de comunidades y grupos sociales a partir de sus propias necesidades y prioridades. En las mallas curriculares de mi formación académica actual, hemos visto diferentes maneras en las que ha incidido el desarrollo, y la forma en como el Neoliberalismo ha provocado desajustes sociales y por ende condiciones de pobreza.
Requerimos de cambiar el paradigma de un Sistema que se niega a morir, necesitamos como dijera el Papa Francisco de las tres “T”, tierra para producir nuestros alimentos, techo para dormir con nuestras familias y trabajo, fecundo y productivo a favor de la comunidad.
El Papa Francisco lanzó un desafío, no esperen nada de arriba pues vendrá solo más de lo mismo, sean ustedes mismos los profetas de lo nuevo, organicen la producción solidaria, especialmente la orgánica, reinventen la democracia. Y sigan estos tres puntos, economía para la vida y no para el mercado, la justicia social sin la cual no habrá paz y el cuidado de la casa común, sin la cual ningún proyecto tendrá sentido.
La sociedad requiere que se resuelva el problema de la inseguridad del cual absolutamente todos los grupos sociales se quejan, se requiere entonces que se resuelva la desigualdad social y la pobreza; la desigualdad crece cuanto más se concentra la renta o la acumulación de capital, pero también avanza la desigualdad mientras más recortes se dan a la educación, a la salud, entre otros. O se hace justicia social en México o nunca superaremos la violencia, que tenderá a crecer en todo el país. Existen distintos modelos de desarrollo, más allá de enunciarlos, quisiera comentar sobre la propuesta constitucional de Ecuador quien logro proponer una Constitución en donde se incluyó el Buen Vivir.
En el Prólogo del Libro de Alberto Acosta, El buen vivir; Boaventura de Sousa Santos, explica distintas aristas del modelo constitucional, las cuales reflexionaré con ustedes. La Constitución de Ecuador no se preparó necesariamente con expertos, fueron las clases sociales y desprotegidas las que participaron de manera larga y plural en su elaboración y diseño. Es decir estuvo presente la necesidad sentida de la población para que se le tomara en cuenta en la Constitución y por ende en el diseño de la política pública.
La Constitución incluyo la participación de los pueblos indígenas Kichwa, su participación no solo era de conciliación mirando al pasado, sino como marca definidora de un proyecto de país emergiendo para un futuro finalmente libre de la colonialidad del saber, del poder y de la ley. Esta nueva Constitución no pretendía corregir los excesos del neoliberalismo, proponía un cambio civilizatorio, o sea la utopía.
Pero qué es el Buen Vivir? No es igual qué Vivir Mejor?; no claro que no, es una cuestión de la complejidad, esto es, Buen Vivir, o Vivir bien es no desarrollista, no consumista, no moderno/occidental, es espiritualista, en cambio Vivir Mejor, implicaría Capitalismo, Neoliberalismo, en donde unos Viven Mejor y otros no, lo que actualmente pasa en todo el Mundo, pocos ricos muchos pobres, mucha pobreza. La diferencia es justamente la comunidad, el que si tu éstas bien, tu vecino está bien.
El Buen Vivir no se sustenta en una ética del progreso ilimitado, de acumulación de capital y de bienes, y que nos convoca permanentemente a una competencia entre los seres humanos, con la consiguiente devastación social y ambiental. El Buen Vivir se sustenta en una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solo para el individuo.
La preocupación del Buen Vivir no es acumular para luego vivir mejor, no, de lo que se trata es Vivir Bien aquí y ahora, sin poner en riesgo la vida de las próximas generaciones, hoy ya comprometidas por todo el saqueo de recursos naturales perpetrado desde los grandes corporativos en el marco del Neoliberalismo; pero también implica distribuir y redistribuir ahora la riqueza y los ingresos para iniciar nuevas bases de una sociedad más justa y equitativa, es decir, más libre e igualitaria.
Hoy lo que vemos en los discursos políticos y de política pública, son estos planteamientos de justicia y equidad, de ser libres e igualitarios, pero como hacerlos efectivos si el modelo económico tiende a la acumulación de capital, a una competencia entre seres humanos que ha generado esta crisis social en la que hoy vivimos y que difícilmente se ve por la sociedad sino por lo individual.
Si bien tenemos una igualdad pronunciativa en las leyes, no la tenemos ante las oportunidades. El Buen Vivir tiende a otras formas civilizatorias; hoy lo que observamos es que la Madre Tierra no tiene la capacidad de absorción y resilencia para que todos repitan el consumismo y el productivismo propios de los países desarrollados; con el desarrollo no se da atención a la terapia intensiva que ya clama la Tierra.
No obstante si hay otras maneras de observar otras realidades, como las cosmovisiones indígenas en las que los seres humanos no sólo conviven con la Naturaleza de forma armoniosa, sino que los seres humanos son complementarios en el concepto vida, que es el eje central del cuidado de este Mundo.
El Buen Vivir es un concepto de las comunidades indígenas, pero que no niega las ventajas tecnológicas del mundo moderno. El Buen Vivir rompe con las lógicas antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización dominante y también de los diversos socialismos realmente existentes hasta ahora. El Buen Vivir no es otra forma de capitalismo y desarrollo, no. El Buen Vivir apunta a una visión para toda la comunidad y no solamente para el individuo.
Acepta y apoya maneras de vivir distintas, valorando la diversidad cultural, la interculturalidad, la plurinacionalidad y el pluralismo político. Diversidad que no justifica ni tolera la destrucción de la Naturaleza, ni la existencia de grupos privilegiados a costa del trabajo y sacrificio de otros.