Por: Ricardo López
Para recordar esta funesta fecha en la historia mexicana, no hace falta calificativo alguno. Quienes tenemos memoria, sabemos la cruel masacre que perpetró el gobierno federal en aquel tiempo encabezado por Gustavo Díaz Ordaz, quien dió la orden y Luis Echeverría Álvarez la ejecutaría, recibiendo como posterior premio, ser sucesor presidencial del genocida Ordaz.
Era la época de los hippies, del “peace and love” , la moda revolucionaria comunista, el ideal libertador revelándose contra todo tipo de opresión. La era de la generación que vería el grotesco poder represor y militar en varias partes del mundo, México no fue la excepción.
La masacre del 2 de octubre de 1968 jamás a escupido la verdadera razón del por qué asesinar y desaparecer a quienes protestaban en la Tlatelolco.
Aún hoy, pasar por ese sitio, causa a cualquier sensible, ponerle el “cuero de gallina” la muerte aún se siente en ese sitio, los gritos aún resuenan.
Diez días después, las palomas blancas símbolo de paz, volaban en el estadio de Ciudad Universitaria, en la inauguración de las Olimpiadas de ese año, las cuales sirvieron con todos sus medallistas mexicanos, de oro, plata y bronce, para distraer, diezmar, tratar de borrar de la memoria fresca, reciente, el baño de sangre perpetrado. Tanto así, que nunca jamás ha vuelto a existir un nadador olímpico mexicano que tan siquiera llegue a obtener medalla de bronce en una justa olímpica, sin embargo, México requería héroes a como diera lugar, y los tuvo.
De nada sirvieron campeones olímpicos mexicanos, sus nombres ya nadie los recuerda, tampoco sus medallas, fueron y siguen siendo opacados por una fecha fatal, la cual difícilmente será olvidada por nuestra historia como pueblo.
Los actos fascistas se habrían de repetir años después en otro territorio de México: Michoacán.
Esto será tema para otra oportunidad, otro momento.
Mientras tanto, meditemos estas frases líneas escritas por Rubén Blades, de su canción “Patria” y que hoy un liberal contemporáneo de altura, José Juan Paulin me hace recordar:
“La Patria no la definen los que suprimen a un pueblo, la Patria es un sentimiento en la mirada de un viejo”.
2 de octubre, 1968 ; ni perdón no olvido.
Hasta la victoria siempre !!!
Es cuánto.