Por: Mario Enzástiga
Más de la mitad de la población mundial vivimos en las ciudades, el 70 por ciento de gases efecto invernadero son generados por los centros urbanos, al mismo tiempo las ciudades son cada vez más ámbitos de innovación, al mismo tiempo y en contraparte la sustentabilidad es uno de los grandes retos de la actualidad y décadas por venir.
Las constantes transformaciones de nuestras ciudades se observan en la dimensión de los problemas tradicionalmente locales, en nuevos temas y problemas de carácter global, como la movilidad urbana, los recursos hídricos, la gestión de los residuos sólidos, la seguridad humana, el cambio climático, la contaminación del aire, la salud pública, la segregación social, la calidad de vida y el derecho a la ciudad.
La planificación urbana moderna se ve en la necesidad de incorporar nuevas y complicadas variables de proyección del futuro deseado, vivir racionalmente inconformes en una sociedad de excesivo consumismo capitalista, nos lleva frecuentemente a tener que aceptar las nuevas y constantes ofertas de servicios, las más de las veces, ciertamente de mayor calidad y costo económico, como resultado de la dinámica de la alta competitividad comercial.
Por focalizar la reflexión, está de nueva cuenta la problemática de los taxis Uber, servicio que opera en Morelia desde hace poco más de un año, nos volvemos a enterar del recrudecimiento de los conflictos que enfrenta para continuar operando, la Coordinadora del Transporte (Cocotra) ha vuelto a detener unidades de los socios conductores.
Más allá de la revisión de los permisos, papeleos, trámites e inconformidades por los diferentes agrupamientos de taxis tradicionales, es claro que tarde que temprano el servicio Uber será un servicio más que opere regularmente como opción de los diversos transportes de la movilidad urbana moderna.
Recordé que hace apenas algunos días comentaba a un amigo, que me parecía que el servicio del Uber es como la instalación por todas partes de las tiendas OXXO, si, le argumenté que recientemente llegaba a casa bastante avanzada la noche, por lo que ya no podía ir a la tienda del barrio a comprar leche y algo para no dormir con el estómago vació, razón por la cual opté por antes pasar a un OXXO y no precisamente para comprar las tradicionales “chelas” o el infaltable “pomo”, simplemente para comprar leche y algunas unas galletas.
La amigable conversación giraba en torno a que uno va constatando como poco a poco o aceleradamente, las tiendas o tendajones van desapareciendo irremediablemente en nuestras colonias, barrios y comunidades rurales, como resultado de la instalación de las llamadas tiendas de conveniencia, que son comercios que trabajan las 24 horas de los 365 días del año.
Uno de verdad quisiera en primera instancia consumir en las tiendas de nuestros vecinos y amigos cercanos, pero que con frecuencia no tienen lo que necesitamos y a determinadas horas y días, simplemente no hay servicio, como quiera que sea las tiendas de conveniencia pese a todo ahí están, por supuesto son más caras pero ofrecen un menú más amplio de cosas que cotidianamente o de emergencia en ciertas horas y días podemos necesitar.
Ni remedio, ese tipo de servicios en nuestra sociedad actual son una especie de mal necesario, ese es el punto de comparación con el ingreso de Uber a Morelia, Uruapan y pronto en otras ciudades de Michoacán.
La lógica oposición de los sindicatos de los taxistas tradicionales, evidentemente es explicable y convincente desde el punto de vista de sus intereses, es un tema y problemática sobradamente conocida por lo sucedido desde el 2014 ante la operación de la empresa norteamericana con sede en San Francisco, California, en otras ciudades del país y del mundo, que ha arrojado grandes y airadas manifestaciones e incluso actos de violencia por parte de los taxistas locales inconformes, el resultado final en todos los casos, es finalmente la operación de Uber.
En sus momento las reiteradas amenazas del líder de la Comisión Reguladora del Transporte (CRT), José Trinidad Martínez Pasalagua, de que tanto la empresa Uber como su similar Cabify y otras como Taxi beat, en Michoacán no pasarán, los argumentos son los mismos de otros casos que se han presentado sin éxito final, los argumentos “son empresas extrajeras de competencia desleal, son “piratas”, que no ofrecen un mejor servicio de calidad y seguridad que el que tradicionalmente ofrecen ellos, incluso solicitaron a los poderes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial intervenir para impedir la operación de dichas empresas.
ES claro que la actitud de la Cocotra ha actuado por presión de los sindicatos de taxis argumentando diversas irregularidades, el Congreso local ha sido omiso, es evidente que la constitución ampara el libre mercado, de modo que aunque le busquen por donde quieran no tendrán éxito, los cacicazgos y corporativismos del servicio de taxis tradicionales en Morelia.
Cuando este mismo problema se presento en la CDMX, hubo bastantes conflictos e inclusos enfrentamientos a golpes entre choferes de taxis tradicionales y de Uber, por ejemplo, recuerdo que agosto del 2015 en las inmediaciones del Aeropuerto Benito Juárez, fueron varias unidades de Uber que fueron brutalmente agredidas al igual que a sus choferes, acá en Morelia igual diversas acciones para oponerse a la operación de Uber, sin embargo, como la dije en base a lo sucedido en otras latitudes, Uber y Calify se instalarán en Morelia y otras ciudades sin duda alguna.
Como simple usuario, desde luego que me gustaría que el servicio de los sindicatos locales y tradicionales locales fueran de mejor calidad que el recibido hasta ahora por Uber, servicio que he utilizado no sólo en la CDMX sino también en otras ciudades del país, ciertamente los taxis Uber no pueden ser utilizados por quienes no tengan una tarjeta de crédito y celular inteligente, aunque alguien me comento que si se puede pagar en efectivo, de cualquier modo lo cierto es que los taxis Uber están enfocados a una franja determinada de la sociedad y los taxis tradicionales a toda la población.
Los taxistas tradicionales generalmente están en medio de un conjunto de prácticas de verdadera de perversión sindical, la acción de los líderes de los sindicatos de taxistas por lo general de franca manipulación económica y política, corrupción y enriquecimiento personal y de algunos allegados a los líderes, los demerita, me pregunto sí algún día veremos a las unidades de Uber acarreando gente para ir a votar a favor de algún partido político o candidato a cambio de placas y concesiones de los gobernantes en turno.