Raúl López Téllez
Especialistas en fallas geológicas, en la ubicación de su trazo y riesgos sobre entornos urbanos, el investigador Víctor Hugo Garduño Monroy falleció este martes 15 de octubre.
Adscrito a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Garduño Monroy se constituyó en toda una referencia obligada sobre estos fenómenos. Cabe señalar que desde la época de los setenta, Garduño alertó sobre la prevalencia de las fallas y su cruce por la ciudad, sobre todo cuando alertó ante la construcción del edificio del Instituto Mexicano del Seguro Social sobre la Avenida Héroes de Nocupétaro, cuyas recomendaciones fueron desoídas aunque casi treinta años se presentó el hundimiento y agrietamiento en el inmueble, lo que obligó a su demolición.
Garduño fue referente además en establecer los riesgos ante obras como el Ramal Camelinas, en la parte alta de la Loma de Santa María, tarea en la que fue secundado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su Campus Morelia para la elaboración de un estudio de riesgos en la zona y que de alguna manera influyeron, al igual que la resistencia de ambientalistas y colonos apoyados en sus estudios, en que la magnitud de la obra fuera acotada, aunque la advertencia sobre deslaves y pérdida de recursos en la zona prevalece con los túneles construidos.
El investigador nicolaita fue fundador de la maestría en Geociencias y Planificación del Territorio, así como del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra de la Universidad Michoacana, además de docente en la licenciatura de Geociencias en la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM.
Poseedor de una amplia disposición para ofrecer información, siempre accesible en su cubículo del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas, Garduño Monroy fue un investigador sistemático, dedicado con disciplina a sus investigaciones y lejos de la pretensión de figurar o protagonizar públicamente y una generosidad poco común en los científicos, al acceder y apoyar proyectos locales de divulgación científica, donde siempre estableció claramente los límites de la información responsable y el amarillismo informativo, sobre todo ante fenómenos como sismos o erupciones volcánicas.
En un artículo que facilitó al suplemento Cienciario y tras la emergencia de los sismos de septiembre del 2017, Garduño señaló: “Es importante que con estos escenarios de eventos excepcionales la población se mantenga informada, con información de las instituciones universitarias que sean referencia a nivel mundial y/o nacional. Por desgracia las redes sociales nos informan, pero en estos periodos de crisis, surgen muchos esotéricos, oportunistas, que hacen ver a la Ciencia como un dialogo superficial y dirigido a gente insegura, que, en lugar de creer en la ciencia, mantiene estrecha relación con la desinformantes de la ciencia, que se dicen profesores o investigadores, pero que solo deberán ser nombrados como simples bufones que aprovechan la filosofía del miedo pera destacarse”.