Por Mario Ensástiga Santiago
Tengo entendido que el próximo mes de febrero habrá la “clásica encerrona” del gobierno municipal de Morelia, para evaluar el medio periodo de gobierno y hacer los ajustes necesarios para transitar el 2020 de la mejor manera posible y alcanzar buenos resultados en la atención a los múltiples y variados problemas del municipio y mejorar sustantivamente la percepción ciudadana de lo realizado hasta ahora.
Ese evento me parece más que necesario para todo gobierno a la mitad del camino, espacio para la revisión objetiva, crítica, autocrítica, de propuestas viables y necesarias, para mejorar la capacidad operatividad del gobierno; en consecuencia ya habrá oportunidad de conocer el balance político oficial que el mismo gobierno haga, esta colaboración y mirada no deja de ser una opinión personal más, en relación a la preocupación central de mirar con objetividad, la viabilidad política que tendrá este gobierno local de superar el umbral de un buen gobierno prestador de servicios básicos y transcender a un gobierno de la promoción del desarrollo integral del municipio y la región de Morelia.
En ese sentido van algunas opiniones que pueden configurar la Agenda de Trabajo 2020 del gobierno municipal de nuestra ciudad capital y municipio.
El Plan Municipal de Desarrollo de Morelia 2018-2021 (PMD), establece cinco ejes estratégicos, tres son verticales: Bienstar Social; Prosperidad Económica y Sustentabilidad Ambiental; un eje transversal de Educación y Cultura, y el Soporte Técnico y Administrativo de un Gobierno Honesto, Transparente y Abierto.
El Acuerdo por Morelia, es y debe ser el gran proyecto estratégico de este gobierno, integrador de los ejes del PMD, en lo personal veo que este proyecto no está arribando como tal a la mitad del periodo de gobierno, por lo que considero merrece una seria revisión, para que sea relanzado y esté presente en el conjunto y tareas estratégicas de gobierno.
El actual gobierno municipal de Morelia, tiene en mi opinión cinco grandes retos y desafíos: 1. Demostrar que se puede ejercer el poder público de una manera muy diferente y mejor; 2. Ejercer un gobierno honesto, austero, eficaz; 3. Impulsar programas y proyectos que impliquen una amplia participación ciudadana; 4. Recuperar la confianza ciudadana en las autoridades municipales y 5. Mover favorablemente indicadores de la seguridad pública, educación, cultura, del bienestar social con énfasis en los jóvenes transformando el futuro y las mujeres libres de violencia, prosperidad económica y sutentabilidad ambiental.
Tarea nada fácil en los actuales escenarios del país, me queda claro que los dos primeros puntos de la lista anterior, se ha avanzado de manera importante, los tres restantes se han estado trabajando, sin embargo me parece que se tiene que reforzar y focalizar las visiones organizativas y operativas de las políticas públicas en proceso; este año de 2020 es el año clave, por lo que no hay tiempo para querer hacer todo y de todo, en ese caso se corre el risgo de no hacer lo más importante y estratégico.
El Plan Municipal de Desarrollo de Morelia 2018-202, como sabemos está sustentado en la Agenda 20-30, ella sin duda pone en el centro la democracia participativa, como un requerimiento para el cumplimiento de los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible, a través de los 230 indicadores y 169 metas; propuesta global para todos los países del mundo, ello implica poner en juego nuestra propia visión, experiencia y objetivos políticos desde lo local.
Considero que se debe hacerse un importante esfuerzo en la recta intermedia de este gobierno, de una adecuada y más asertiva adaptación de tan importante Agenda para el crecimiento y desarrollo de nuestro municipio y región de Morelia; tarea obligada por las diferencias asimetrías sociales, culturales, económicas y jurídicas de cada país, las estrategias para cumplir los objetivos de la Agenda 20-30, obligan a diseñar nuestro “traje a la medida”, más de uno dirían tropicalizar la Agenda 20-30, si no se hace de manera adecuada los resultados serán no los esperados.
En cuanto al tema de la democracia participativa, es un tema viejo y degastado, en los actuales y complicados escenarios para la participación real de la gente y la lucha por la 4t, frente al permanente embate de la derecha y sus aliados, nos vemos obligados a hablar de la radicalidad democrática. Preguntémonos ¿cómo alejarse de la desgastada y limitada visión de gobierno de pedir y experar la participación ciudadana para hacer lo que tienen que hacer por obligación y mandato de ley, en cuanto a la dotación de servicios básicos; ante los nuevos retos de la 4t, es necesario la innovación para implementar la democracia y el desarrollo local, es claro que los viejos esquemas han llegado inevitablemente a sus límites, por ejemplo, el Presupuesto Participativo de Porto Alegre Brasil tiene 30 años y hoy está en seria crisis.
En estos tiempo ya no se puede o debe hablar en lo general de la democracia participativa, en cuanto a mecanismos de dirección y estilos de trabajo, de beneficios materiales de la gente, decisión de las acciones y obras a realizar, administración de un porcentaje del presupuesto de gobierno y de los aportes al marco jurídico, se requiere que la participación de la gente sea sustantiva e integral, es decir, que sea una participación en todo el proceso del diseño, operación y evaluación de las políticas públicas de gobierno.
Las recientes experiencias en el mundo de los gobiernos locales, nos dice que la participación ciudadana debe ser real y sin simulaciones, de manera integral en los relativo al proceso integral de las políticas públicas, ello genera valores agregados a las estructuras organizativas de la sociedad, del gobierno y el territorio, no olvidemos estos tres componentes indisociables que fundamentan la vida municipal.
En ese contexto los mecanismos de participación ciudadana pasan a un segundo plano, lo fundamental son los procesos de construcción de vida comunitaria, de identidad, de pertenencia y del mejoramiento de la calidad de vida; las nuevas tesis de la participación ciudadada plena, sostienen que al no haber tiempos y recursos sificientes para resolver todos las demandas ciudadanas, es importante que los grupos organizados y participativos conozcan los presupuestos y tengan propuestas vinculatorias de en dónde deben aplicarse, ello ayuda significativamente a resolver las tensiones y reclamos ciudadanos, en el mejor de los casos a compartir la responsabilidad y preocupación.