Por Marisol Aguilar
Cada día el feminismo en México es más visible, se habla, se grita, se vive. Estamos ante una catarsis social en donde mujeres que no se consideraban feministas comienzan a abrir los ojos y ser sensibles ante el problema que es de todas y todos porque nos lacera como colectividad, nos lástima saber que diariamente decenas de mujeres y niñas son brutalmente asesinadas.
Percibo a una sociedad desfragmentada, a mujeres que levantan la voz por primera vez, porque ya no aguantan, porque están horrorizadas, porque la han vivido, porque alguien en su círculo cercano les falta.
Cuando hablamos de feminismo, quisiéramos que todas y todos entendieran la raíz de la lucha de nuestras ancestras, del movimiento sufragista, de las mujeres que han abierto espacios, para las que venimos atrás podamos transitar de una forma más tersa, de las mujeres que nos antecedieron en la lucha por nuestros derechos.
El siglo XXI ha traído una nueva ola feminista, mujeres en su mayoría jóvenes, con una consciencia más amplia, con menos estereotipos, mujeres que se atreven a gritar y pintar: “nos están matando” a visibilizar lo que antes no se podía decir, o que muy pocas decían; a poner el feminismo en la agenda nacional y luchar para que ni el Presidente de la República sea omiso ante la problemática.
Las nuevas tecnologías y la cuarta revolución industrial están haciendo mella en esta lucha, formando consciencia de género y sensibilizando sobre el tema, a comprender que no es odio hacia los varones sino patriarcado. Un sistema que tenemos que derribar para una convivencia igualitaria y justa, porque lo aceptemos o no, vivimos inmersos en él.
Existen infinidad de matices en el feminismo, por primera vez, escucho a mujeres de todas las edades, ideologías, religiones, reconociéndose como feministas o buscando serlo. Por otro lado, percibo cuestionamientos sobre el grado de feminismo que cada una practicamos, como si existiera un termómetro; y me parece que más que medir lo feminista, debemos de empatizar con la otra, sin señalarla, sin juzgarla, avocando el verdadero sentido de la sororidad.
Seguramente todas nos hemos equivocado. No todas podemos pensar en un mismo feminismo, simplemente porque cada una tenemos una historia distinta, situaciones propias que nos han despertado y reconstruido como seres humanos, a nuestro tiempo y a nuestro entender. A mis 20’s yo era de las personas que decían “te quejas como niña”, tristemente no entendía que yo misma me estaba desacreditando, que mis palabras traían una connotación cargada de machismo y de discriminación hacia mi propio ser.
Poco a poco me fui deconstruyendo, aún lo sigo haciendo, sigo aprendiendo y derribando esa estructura patriarcal. Agradezco a cada mujer que me mostró el camino del feminismo, sigo estudiando, analizando, reflexionando, repensándome y compartiendo, porque ese conocimiento carece de sentido cuando una se lo guarda. Debe ser nuestra labor compartir lo aprendido, erradicar los micromachismos, los estereotipos y todo aquello producto del patriarcado que abunda en la sociedad y que la mayoría lo tiene normalizado. Si no mostramos un camino distinto, no podemos esperar cambios verdaderos.
Si nos pusiéramos a juzgar a cada una de las mujeres que en algún momento fuimos, tuvimos o vivimos como cómplices de un comportamiento machista, nos quedaríamos sin feministas en este país por el simple hecho de nacer en una cultura machista y patriarcal, que se repite en todos los ámbitos de nuestra vida porque esa estructura sigue vigente y nacimos zambullidas en ella.
Podremos ser feministas de la diferencia, radicales, de la igualdad, separatistas, etc., lo más importante es que buscamos un fin común, un ALTO A CUALQUIER TIPO DE VIOLENCIA HACIA NOSOTRAS. A días de concentraciones feministas, vale la pena sumarnos al evento que nos haga sentir cómodas, al que creamos que nos representa, al que queramos conocer, porque también es válido el no entender el tema, pero para eso estamos las mujeres que nos decimos feministas, para abrir las puertas y los brazos a otras y caminar juntas.
A días de la conmemoración del día de la mujer, para mí es vital reconocerme con las otras y compartir mi experiencia sobre el tema, porque la información es un arma maravillosa, sensibilizar a otras mujeres y unirnos nos dará una gran fortaleza.
No es competencia, es sororidad, no es quien es más feminista, es aprendizaje, no son etiquetas, es una forma de vida, como lo decía Simone de Beauvoir: “el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.”