Por Gerardo Espíndola
” El fascismo niega que el número, por el solo hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades humanas (…) afirma la desigualdad irremediable, fecunda y beneficiosa de los hombres. Ya basta de socialismo de estado. Negamos que existan dos clases, tenemos que reafirmar el derecho de realizar su completa unidad geográfica e histórica. El fascismo reconoce la función social de la propiedad privada, que es un derecho y un deber. El Partido Nacional Fascista se esforzará por disciplinar las luchas de intereses entre las diversas clases.”
Benito Mussolini. Fragmento de un discurso. 1921.
Benito Mussolini medía apenas 1.69 metros, pero su ideología defendía la pureza racial y el derecho histórico del pueblo italiano a “dominar a los pueblos salvajes”. Sus padres admiraban a Juárez, y a otros líderes socialistas. El socialismo fue la ideología de cuna de Mussolini, sin embargo, con el paso de los años adoptó un nacionalismo irredentista, y llegó a considerarse heredero de los emperadores romanos. Todas estas ideas cabían en ese 1.69 metros de altura.
Mussolini siempre había luchado por la instauración de un estado fascista, que el Duce (el guía), explicó en la siguiente alocución: “El Fascismo es una gran movilización de fuerzas materiales y morales. ¿Qué se propone? Lo decimos sin falsas modestias: gobernar la nación. ¿De qué modo? Del modo necesario para asegurar la grandeza moral y material del pueblo italiano. Hablemos francamente: no importa el modo concretamente, no es antitético, sino más bien convergente con el programa socialista, sobre todo con lo relacionado con la reorganización técnica, administrativa y política de nuestro país. Nosotros agitamos los valores tradicionales, que el socialismo omite o desprecia, pero, sobre todo, el espíritu fascista rechaza todo lo que sea una hipoteca arbitraria sobre el misterioso futuro”.
Wikipedia resume así la toma del poder de los fascistas: La Italia fascista exaltaba la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprimía la discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo. Utilizaba hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder, Benito Mussolini, en el que se concentraba todo el poder. Aprovechaba los sentimientos de miedo y frustración colectiva para exacerbarlos.
Por estos días, en medio de la pandemia mundial provocada por el Coronavirus, se han exacerbado los discursos y los dislates políticos en casi todas las naciones. La oposición, en particular en México, ha tratado de utilizar los temores y la desinformación causada por la epidemia, para sacar ganancia política e imagen ante los ciudadanos.
Sin embargo, una cosa son los discursos políticos, o las peroratas de algunos periodistas, y otra el ejercicio gubernamental de gobernadores y alcaldes para asumir facultades de las cuales carecen en su haber, para tomar decisiones que implican, no sólo una afectación a las garantías individuales los ciudadanos, sino daños de orden social y económico, todo con el único objetivo de llevarle la contraria al gobierno federal.
El mayor ejemplo de estos dislates es el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, un priísta venido a menos, pero que supo ejercer algunos de los actos camaleónicos para sorprendentes del gato pardismo político. Paso de priista a perredista y luego se abrigó en la “izquierda” del Movimiento Ciudadano en menos de un año.
Alcalde de Tlajomulco, pueblo de la periferia de Guadalajara, Enrique Alfaro creó un think tank que en su fundación se llamó Heurística. Este tanque de pensamiento es quien controla los hilos de la política jaliciencie desde hace más de 15 años. Heurística y Eu-zen, son dos empresas nacidas en la época en la que Alfaro fue alcalde de Tlajomulco, y sus tentáculos han crecido en los últimos años al cobijo de administraciones priistas, panistas, perredistas y principalmente de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Los cerebros detrás de este conglomerado de comunicación política son: Rafael Valenzuela Cardona, Iván Manuel Silva Yamoné, Eric Oswaldo Villegas Agüayo y Alfredo Rico. Todos ellos estudiaron en la UdeG y forman parte integral del cuarto de guerra de Enrique Alfaro Ramírez.
Las empresas Heurística Comunicación y Euzen Consultores, están detrás de las decisiones que Alfaro Ramírez está tomando por estos días, para meterse de lleno en la carrera presidencial del 2024.
Euzen ha convertido al gobernador de Jalisco en el Duce tapatío, en un Gobernante que amenaza, que sube de todo, que amaga, que da aspavientos y toma decisiones drásticas, con el objetivo de convertirse en el favorito del gran capital conservador y neoliberal, para hacer frente a Andrés Manuel López Obrador y a Morena.
El Duce jalisquillo ha logrado posicionarse como el favorito de los enemigos de AMLO, desplazando al ex presidente Felipe Calderón y a otros como el líder nacional del PAN, Marko Cortés.
Enrique Alfaro se ha caracterizado en el último mes por muchos dislates: creció la deuda pública de Jalisco por el orden de los siete mil millones de pesos; compró pruebas rápidas piratas por 20 millones de pesos; él ya confinó a los habitantes de Guadalajara por una semana y luego los dejó salir y un largo etcétera.
Alfaro considera que Jalisco es su laboratorio de ensayos políticos, y Euzen es quien le acerca los ingredientes.
Pero, qué casualidad, Euzen consultores es justamente la misma empresa que asesora a otro Gobernador, al michoacano Silvano Aureoles Conejo, el cual casi imita, y repite las mismas medidas dictadas por Enrique Alfaro. El mayor ejemplo es la medida del confinamiento obligatorio, que Alfaro dictó el pasado domingo y que Aureoles aplicó un día después.
Creo que los “estrategas” de Euzen no se les ha ocurrido tropicalizar más las estrategiss comunicacionales de Alfaro para la realidad michoacana.
Alfaro-Aureoles son dos piezas de un engranaje golpista que busca posicionar su proyecto de cara al proceso de 2024, y Euzen apuesta en ambos casilleros, a ver cuál de los dos, cuaja. Pero, al tiempo y lo comprobaremos.