Humberto Urquiza Martínez
25 de mayo de 1995, se instalaba el Instituto Electoral de Michoacán como un órgano autónomo que sustituía a la Comisión Estatal Electoral, en manos del Ejecutivo local.
Hace 25 años, el contexto político y social era totalmente diferente. La sociedad estaba apenas, queriendo despertar frente a los fenómenos políticos y empezando a entender qué era la democracia. Michoacán había vivido, 3 años antes, un proceso electoral que lo marcó para las reformas electorales posteriores.
La transición a un IEM autónomo, abrió un camino hacia la transición democrática en el Estado, que, entre otras cosas, buscó la legalidad en las acciones de las autoridades electorales y actores políticos, que si bien, en los primeros años fue difícil, al paso del tiempo, se ha podido avanzar. De igual forma, se buscaba la certeza, la que pretendía darle la vuelta a la incertidumbre de saber quién había ganado realmente y si el resultado era producto de una verdadera mayoría de votantes.
Con la reforma de 1995, se logra el inicio de una nueva realidad política en Michoacán y uno de sus principales actores, fue el IEM.
A lo largo de estos 25 años, diversas aportaciones se han logrado. En principio garantizar procesos electorales, posteriormente, perfeccionar elementos técnicos como comunicación política, representación, financiamiento y el fortalecimiento de los principios rectores de la función electoral, para lograr una legitimidad integral de las personas que asumirán los cargos sujetos a un voto, personal, secreto y directo.
Años más tarde, y ya como parte de los últimos 10 años, el IEM tuvo otras atribuciones y retos, como ha sido la representación indígena y su participación en el modelo político michoacano, teniendo un espacio en el sistema electoral. De igual forma, se está enfrentando a la necesidad de hacer funcionar la democracia directa como complemento de la cultura política en el Estado.
Quizá uno de los desafíos más complejos que ha tenido en los últimos años, es la implementación de un nuevo modelo electoral, a partir de la reforma constitucional de 2014, en donde los institutos electorales y en general los Estados, perdieron diversas atribuciones en materia electoral, que eran parte de la responsabilidad de cada instituto electoral en los procesos comiciales y que le permitía tener todo el control del proceso electoral, para asumir plenamente su responsabilidad jurídica y política, ante la sociedad michoacana.
En el camino, el IEM ha tenido que afrontar fenómenos sociales, económicos y políticos como la inseguridad, falta de recursos, descalificaciones de actores políticos, injerencias, así como participación de grupos sociales que aprovechan el proceso como mecanismo de presión, entre muchos otros, que, sin duda, han hecho de los procesos electorales, momentos de alta tensión política.
El IEM, desde hace 25 años, ha tenido diversos titulares en la Presidencia, consejeras y consejeros, que han logrado aportar a las tareas democráticas, inclusive, a pesar de que, algunos de ellos, no han estado comprometidos con la institución, ni han estado a la altura del nombramiento, aún con ello, lo cierto es que el IEM ha sido más que esos casos nocivos.
A 25 años, el reto es muy claro, cambiar diversos elementos técnicos y políticos de los procesos electorales, para enfrentar el virus COVID-19, que será un nuevo factor ante los desafíos electorales. Seguro estoy, que el IEM podrá salir adelante en esta nueva amenaza, sin embargo, requiere del apoyo de todos los actores políticos y de la sociedad, para llegar a un nuevo modelo de normalidad electoral que no afecte la legitimidad de las autoridades locales y municipales.
Va pues, una sincera felicitación a Instituto Electoral de Michoacán y sus integrantes, por sus 25 años de vida y aportaciones a la democracia.
