Humberto Urquiza Martínez
El proceso electoral que empezará en tres semanas, aglutina procesos federales para renovar a los 500 diputados federales, pero también y quizá más importante, locales en los que se renovarán en todo el país, autoridades desde Gobernadores, pasando por Congresos Locales y hasta Ayuntamientos. Todo el país estará en proceso electoral.
De la totalidad de estados, 15 de ellos tendrán elección de Gobernador, en aquellos estados en los que no exista renovación de ejecutivo local, se cambiarán los Municipios y Congreso local, en todo lo local, los cargos a elegir y los perfiles que se presenten como candidatos serán factores que provocarán que la atención ciudadana y política se enfoque en ellos, dejando en un segundo plano las elecciones federales y los perfiles de diputados federales.
Es por ello, que los procesos locales atraerán gran parte de la fuerza y atención política de los partidos políticos, ciudadanía, e inclusive de las autoridades electorales.
Es así que la regionalización de los procesos políticos frente a la centralidad de las decisiones electorales producto de las características del sistema comicial, incrementarán el nivel de conflictividad en las decisiones del órgano electoral nacional, lo que, además, maximizará el litigio político-electoral. Aún peor, podrán generar escenarios locales de choque y conflicto con epicentro en la capital del país, lo que no ayudará en la transición de poderes y construcción de gobernabilidad desde cada entidad federativa hacia lo federal, a partir de las elecciones.
De esa forma, el proceso electoral en cada estado generará procesos de lucha por el poder político, que serán conciliados y dirigidos por autoridades electorales que estando alejados y sin relación directa con cada proceso local, tomarán decisiones sin un contexto político regional, como lo hará el INE.
Lo mismo pasará con el litigio ante tribunales que, en todos los casos, los resultados terminarán en las instancias jurisdiccionales en la ciudad de México.
Es así, que la oportunidad de cada uno de los partidos políticos es focalizar su estrategia en la operación de actores locales cuidando que los lineamientos del INE no sean un obstáculo, sino por el contrario, un espacio de oportunidad para, desde lo local, se fortalezca la elección de las autoridades en cada entidad.
Pero no solo ello, la elección de los 300 diputados en todo el país, y en cada uno de los distritos electorales federales, tendrá como apoyo el proceso local. En otras palabras, el triunfo de cada uno de los distritos federales puede depender de la fuerza que tenga cada partido en lo local, así como la de sus liderazgos, y con ello, los resultados de las elecciones en un año, podrían ser un reflejo de procesos políticos locales con efecto federal.
En todo ese contexto, será interesante la oportunidad que tendrá el INE para que construya decisiones con el consenso de los institutos locales electorales, y en donde éstos, sean la vitrina del contexto local que requiera de decisiones federales con perspectiva local.
Lograr ello, seguramente producirá que, desde las elecciones, se logre la gobernabilidad desde lo local.