Metapolítica
Morelia, Michoacán.- “Para la gran mayoría de nuestros empleados, nos comprometemos a ser un empleador flexible en el futuro”.
Eso significa que algunos trabajadores nunca regresarán a una oficina, y que habrá una disponible cuando los trabajadores tengan niños pequeños en casa.
Las palabras son del director de personal de la empresa Zillow, Dan Spaulding, y fueron recreadas esta semana por el portal CNN.
¿Y cuál es la novedad? Que se trata de la misma empresa que hasta hace poco tiempo se oponía tenazmente a dejar que sus empleados abandonaran su oficina.
“La colaboración en persona se consideraba una gran parte de la cultura corporativa y se esperaba que los empleados estuvieran en la oficina”, dice el portal.
Es el ejemplo del último legado —en este caso positivo— que podría dejar el coronavirus al mundo: el trabajo flexible.
“El 83% de las empresas ahora señala que incluso cuando haya pasado la crisis actual, planea implementar políticas laborales más flexibles, como permitir que más personas trabajen desde casa o dejar que ajusten sus horarios” dice la nota, que cita una encuesta reciente a casi 800 empleadores realizada por la consultora laboral Mercer.
Y un dato revelador: un 94% de los empleadores encuestados dijo que la productividad de su empresa era en realidad fue misma (67%) o más alta (27%) que antes de la pandemia.
Pero esa es la realidad en estados Unidos. ¿Y qué ocurre en México?
En Estados Unidos, el 94% de los empleadores encuestados dijo que la productividad de su empresa era en realidad fue misma (67%) o más alta (27%) que antes de la pandemia.
“En los dos últimos meses, los líderes empresariales han visto al home office cómo el trabajo normal, marcando el inicio de una nueva era laboral en México” decía en mayo la revista Business Insider. Y agregaba: “Los negocios que se adapten mejor al trabajo remoto, estarán mejor preparados para aumentar su competitividad en la era post-Covid-19”.
Una transición, tomando en cuenta que de acuerdo con el estudio “El trabajador digital”, en el año 2019 (antes de la pandemia) el 61% de los empleados mexicanos confirmaron que sus empleadores no les permitían trabajar vía remota.
Pero una transición pactada.
“El primer dato revelador de la encuesta es que en América Latina el 79% empresas que se vieron obligadas a extender el teletrabajo debido a la pandemia, apuestan por seguir con este modelo una vez acabada la situación de confinamiento. No obstante, éstas consideran que el porcentaje óptimo del tiempo dedicado en modelo homeoffice sería del 50%”, afirmó el 23 de junio de este año la consultora laboral Atento.
Y sin embargo, en México la tarea está pendiente.
En el país, según la propia secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), casi el 70% de sus empleados no tiene contrato laboral. Y según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), solo el 45 % de la población es usuaria de una computadora.
Ante esta realidad, hay quienes aterrizan las expectativas.
“La idea de que ha llegado el fin de la oficina es ciertamente exagerada”, dice la asesora técnica de la Organización Internacional del Trabajo, Susan Hayter. “La Organización Internacional del Trabajo estima que el 27% de los trabajadores en los países de altos ingresos podrían trabajar desde su casa”.
Como es costumbre en México, el teletrabajo acarrea más incertidumbre que seguridades. Un nuevo desafío, de pronóstico aún reservado, para la quinceava economía del mundo.