América Juárez Navarro
Morelia, Mich., Al invitar a la sociedad de manera encarecida para exigir que se acompañe a la Familia de Jessica González Villaseñor, Licenciada en Educación de 21 años y que fue cruelmente ultrajada y asesinada; y de Xitlali Elizabeth Ballesteros Heredia, enfermera de profesión para que se conozca la verdad, se castigue a quienes resulten culpables, el arzobispo de Morelia, Carlos Garfías Merlos, sostuvo que las acciones contra ellas, es un ultraje vergonzoso a la dignidad humana.
En rueda de prensa, expuso que es fundamental que se repare lo más posible el daño causado y hagan todo lo necesario para que estos hechos no vuelvan a suceder, “nos unimos a los gobiernos, sociedad civil, instituciones de todo tipo, iglesias”, insistió, al exponer que el alarmante aumento de la muerte de mujeres por violencia de género se ha convertido en un problema de seguridad, político, social y sobre todo familiar.
“Con profunda tristeza y consternación, la Iglesia de Morelia se une al dolor de las familias de Jessica González Villaseñor, Licenciada en Educación de 21 años y que fue cruelmente ultrajada y asesinada; y de Xitlali Elizabeth Ballesteros Heredia, enfermera de profesión. Nos duelen estos actos de violencia, en especial los que se cometen contra las mujeres, oramos por nuestras hermanas”, insistió.
También demandó se acompañe a la familia de estas mujeres para que se conozca la verdad, se castigue a quienes resulten culpables, se repare lo más posible el daño causado y se haga todo lo necesario para que estos hechos no vuelvan a suceder.
Expuso que se requiere de la unión de los gobiernos, sociedad civil, instituciones de todo tipo, iglesias, para hacer conciencia sobre las consecuencias de estos crímenes feminicidas y que afecta a familias y a toda la sociedad, pues todas las mujeres tienen un papel fundamental en la sociedad y estamos llamados a defender su dignidad y promover su valor y su desarrollo integral como personas.
“La violencia contra la mujer constituye un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales. Estas situaciones son una afrenta a los valores fundamentales que todo ser humano tiene y promueven y defienden todas las culturas y todos los pueblos, valores arraigados en la misma naturaleza de la persona humana”, comentó.
Tras asegurar que en la Iglesia se reconoce la vocación extraordinaria de la mujer a la maternidad, quien además es como el icono de la Virgen, sostuvo que la Iglesia es femenina: es esposa, es madre, es hija, presencia de ternura y dadora de vida. No se puede entender una Iglesia sin las mujeres.
“En la Iglesia favorecemos a las mujeres en su dignidad y su desarrollo familiar, social, cultural, político y religioso”, precisó al exponer que como sociedad debemos asumir el compromiso para que las mujeres tengan mejores condiciones de vida, sean escuchadas, respetadas y amadas, sean tomadas en cuenta para transformar nuestra realidad, pues ellas son la mejor expresión de ternura y cariño, que tanta falta hace en nuestro mundo.