Por: Rafael Malpica
Morelia, Michoacán, México, 7 de noviembre de 2020, Paralelo 17.- “Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y, hasta el límite de mi capacidad, preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos”. Por supuesto en inglés estadounidense, esto dirá Joe Biden al presidente de la Corte Supremo de ese país, el 20 de enero en las escalinatas del Capitolio, al asumir formalmente la responsabilidad como cuadragésimo sexto presidente de los Estados Unidos de América. Un demócrata será ahora el hombre más poderoso del planeta, y tendrá para entonces 78 años de edad.
Joe Biden (en realidad Joseph Robinette Biden Jr.), y Kamala Harris en la vicepresidencia, gobernarán durante cuatro años -con posibilidad de extenderse un período más-, este poderoso e influyente país, en circunscritas globales profundamente complejas, derivadas de la pandemia de Covid-19.
Aunque ya hoy se proclamó triunfador, el proceso no será sencillo para llegar a enero, si se considera que Donald Trump ya prepara su defensa legal ante la corte estadounidense, por presunto fraude electoral.
Pudiera ser banal para las y los mexicanos lo que sucede en ese país, pero no es así. Tenemos una clara dependencia económica con Estados Unidos y no solo de productos de consumo, materias primas y bienes de capital, sino por remesas y el dinero de turistas. La pesca deportiva de agua salada y continentales, en estados de la franja norte de México es un buen ejemplo de esta dependencia económica.
Reportes de American Chamber of Commerce of México –un organismo que promueve el libre comercio- y del Grupo Financiero de Banco Base, estiman que 80 % de las exportaciones mexicanas –con valor de 289 mil millones de pesos-, van a parar a Estados Unidos; las exportaciones corresponden a automóviles, camiones, autopartes y refacciones, computadoras, y teléfonos celulares. Al menos 30 % de los empleos en México están ligados directamente a estas empresas que los producen.
Dos aspectos son definitivos para México, con el ascenso del gobierno demócrata: la política migratoria que se siga de ahora en adelante; y una eventual revisión de los acuerdos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que está vigente desde el 1 de julio de este año. Esta presión del nuevo gobierno a ese tratado trilateral, puede entenderse desde la promesa de campaña de Biden de fortalecer su mercado interno y apoyar la creación de más empleo local. China –y países asiáticos en general- serán afectados de inmediato, y en menor medida México.
Una propuesta muy interesante de Joe Biden se refiere a su política de sustentabilidad, para lo cual pretende una inversión de dos billones de dólares en cuatro años, destinados a eliminar la contaminación por carbón en toda la red energética de ese país, para 2035.
Y bajo su programa económico Build Back Better (Reconstruyámoslo mejor), destinará 700 mil millones de dólares para ejecutar políticas fiscales favorecedoras de la inversión privada, e impulsar la innovación en la tecnología y manufactura, lo que representaría la creación de cinco millones de nuevos empleos en esos sectores que fortalecerán, sin duda, su plata productiva local y mercado interno.
Como se puede advertir, el nuevo gobierno de Estados Unidos liderado por Biden y Harris, sí podría influir en México, en los próximos cuatro años. Y quizá más.
Es cuanto…
* Rafael Malpica, director de México Ambiental
@Rmalpica17 / www.facebook.com/rafael.malpica.39
