Por Patricia Padrón
Ante el escenario adverso registrado en estados vecinos a Michoacán y la alta movilidad social, el confinamiento obligatorio para los municipios con mayor dispersión del COVID-19 es una medida que podría implementarse si el incremento en la ocupación hospitalaria no se frena.
Consciente de que preservar la vida y la salud de la población, el Gobernador Silvano Aureoles anunció una serie de medidas que se deberán implementar en los 113 municipios sino quieren colapsar el sistema de salud, lo que desencadenaría un problema social grave.
Con un cierre de año complejo por los recortes presupuestales aplicados por la Federación, el Gobierno del Estado priorizó el pago al personal que atiende la epidemia, asimismo garantizó que cuenten con los medicamentos, equipo e insumos necesario en un esfuerzo que buscar proteger a las y los michoacanos.
La entidad suma más de 2 mil personas muertas a causa del coronavirus, más del 50 por ciento han sido padres o abuelos mayores de 60 años, serán estas ausencias las que más duelan esta Navidad y Año Nuevo donde la mayor demostración de amor será no reunirse, de lo contrario, este grupo vulnerable seguirá falleciendo.
La evolución humana, la disponibilidad de las tecnologías de la información y la corresponsabilidad deberían de ser los factores que marquen el manejo de esta epidemia, y no, la falta de sentido común que se observa en la calle y centros comerciales que lucen abarrotados, aglomeraciones que podrían replicarse en las unidades de salud en enero.
Una sociedad que no aprende de la historia, está condenada a repetirla, parece que las pandemias anteriores nada nos enseñaron, parece que, si no es por la fuerza pública, no haremos caso, que no entendemos la ola de muerte que esta enfermedad está dejando en el mundo, el país, el estado y en cada ciudad.
Cada vez, los casos son más cercanos, pronto también lo serán las muertes sino tenemos la determinación de actuar hoy, después, no culpemos al Gobierno.