Por: Héctor Tapia
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, en cadena nacional, Cristóbal Arias Solís no descartó a ningún partido para buscar la gubernatura de Michoacán en este proceso electoral. Literal, a ninguno.
Esa declaración la dio a pregunta expresa de si incluso sería por el PAN o el PRI, con quien por cierto en días pasados se reunió con la dirigencia estatal, y se dijo abierto al diálogo.
De sostenerse en esa ruta, Arias Solís estaría provocando su propia muerte política. Sería un suicidio político que, en la recta final de su carrera política, lo sepultaría en el baúl de la incongruencia.
Ir por el PAN o el PRI implicaría que el senador Cristóbal Arias Solís tendría que dar la espalda a la Cuarta Transformación que tanto dijo y dice defender.
Por ello cuando dio esa declaración sonó más a un contrasentido alimentado por el rencor político de no haber resultado electo. No sé si midió realmente lo que dijo.
Sin haber dejado abierta esa línea de interpretación de estar abierto al diálogo incluso con los acérrimos enemigos de Andrés Manuel López Obrador, al senador ya se le viene proyectando con Fuerza Social Por México, partido de Pedro Haces, con quien ya tuvo también un encuentro.
Por ello la pregunta obligada es: ¿qué necesidad tiene de abrirse a partidos contrarios a lo que tanto dijo defender?
Queda claro que insistirá en buscar la candidatura al gobierno del estado, y lo natural o entendible es que sea por Fuerza Social Por México, pero mandar mensajes contradictorios puede ser peligroso para su propia aspiración y para sus seguidores, que aún le quedan.
También queda claro, cuando menos para este columnista, que el PAN-PRD-PRI tiene ya su apuesta bien fijada en Carlos Herrera Tello, quien ya avanza en los procesos internos del blanquiazul y en el partido del sol azteca, y que aunque el PRI no ha dicho nada sobre él para la candidatura al gobierno del estado, se entiende y se sabe que estaría aceptando al ex secretario de gobierno para que sea el que abandere al llamado Equipo Por Michoacán, que por cierto tiene todavía algunas complicaciones, principalmente en la repartición de los municipios.
Por ello, es más innecesario aún que siquiera Arias Solís sugiera o deje abierto a la interpretación que los buscaría.
Mientras tanto, ya hay diversos actores que en su momento le dijeron respaldar que básicamente en los hechos se retractaron, y decidieron abandonarle en su búsqueda de la candidatura al gobierno del estado por otro partido.
Uno de ellos, cuando menos más visible, es Juan Carlos Barragán Vélez; es cierto, este perfil, ex perredista, no es del agrado de muchos morenistas, pero ya definió postura pública, decidió apostar a Morón y a Morena. La pregunta es cuántos más que se aliaron en su momento a Arias Solís abandonarán ese barco y buscarán limar asperezas con el proyecto que ganó en Morena. Que, hay que decirlo, no la tendrán tan fácil, más si hasta antes de la definición de Raúl Morón despotricaban en contra de quien será llegado el momento el próximo candidato a gobernador.
Podrá tener sus razones, válidas o no, sustentadas o no, pero si no quiere ser tomado como alguien que declara por arranques o caprichos, el senador tendría que ver los alcances de sus declaraciones.
Por ahora, abrirse a dialogar con cualquiera, incluidos con el PAN y PRI, para lograr su cometido, lo ponen en un contrasentido a la 4T, y le costará muy alto a su carrera política.