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Recortes y políticas antisociales, el futuro que le espera a Francia con Macron

La primera tarea de Emmanuel Macrón como presidente electo de Francia es dimitir como líder de En Marcha -rebautizada como ‘La República en marcha’-, el movimiento que creó hace apenas un año para presentarse a la carrera por el Elíseo. Lo segundo será dar a conocer el nombre de su primer o primera ministra y la composición del nuevo Gobierno francés. Y lo tercero, prepararse para las decisivas elecciones legislativas de dentro de un mes. 

En medio de la resaca postelectoral, la clase política francesa ya ha comenzado a prepararse para los comicios que se celebrarán el 11 de junio en primera vuelta (la segunda ronda será una semana después). Tradicionalmente, las legislativas suelen dar al presidente una mayoría parlamentaria que le permite sacar a adelante sus políticas. Sin embargo, el contexto actual en el país galo, que se alió en torno a la figura de Macron en las presidenciales para frenar a la última derecha, apunta a un resultado, cuanto menos, incierto.

Más de un tercio de los franceses se negó a elegir entre Macron y la ultraderechista Marine Le Pen

Entre una abstención récord (25,44%, el nivel más alto desde 1969) y un número histórico de votos en blanco y nulos (11,47% de los votos), más de un tercio de los franceses se negó a elegir entre Macron y la ultraderechista Marine Le Pen. A ello hay que sumar los datos de un sondeo recientemente publicado por France Info que indica que el 61% de los franceses no desea que el nuevo presidente obtenga una mayoría absoluta en las legislativas.

Batalla sin experiencia

Según las encuestas, el partido de Macron lograría entre el 24% y el 26 % en la primera vuelta, por delante de los conservadores (22%), del Frente Nacional (entre 21% y 22%), de los izquierdistas de Jean-Luc Mélenchon (13% a 15%) y del Partido Socialista (8% a 9%). Porcentajes que no tienen por qué traducirse directamente en diputados en la segunda vuelta, donde los representantes de En Marcha se las verán con políticos con mayor experiencia en un sistema electoral que sólo reparte un escaño al ganador en cada circunscripción.

Policías franceses montan guardia junto al Arco del Triunf, en París, durante el primer acto oficial de Macron. - REUTERS

Policías franceses montan guardia junto al Arco del Triunf, en París, durante el primer acto oficial de Macron. – REUTERS

Le Pen, que apenas tardó unas horas en autoproclamarse jefa de la oposición, ha anunciado una reestructuración de su partido para crecer en las legislativas y poder poner freno a las políticas “mundialistas” del nuevo presidente. La ultraderechista no fue la única en aprovechar la noche electoral para lanzar la nueva carrera electoral. François Fillon, candidato del partido conservador Los Republicanos, que definen a Macron como “un presidente elegido sin entusiasmo popular”, ha dado por terminada la “tregua” de las presidenciales y también ha dado el pistoletazo de salida para su campaña de cara a las legislativas.

Mélenchon: “Las legislativas deben mostrar que tras el voto de rechazo y de miedo ha llegado el momento de apostar en positivo”

Al otro lado del espectro político, la izquierda francesa encabezada por Mélenchon, que rechazó dar plenos poderes a Macron, espera aglutinar la mayor fuerza posible para pelear contra las élites políticas y económicas representadas en el recién elegido presidente. Como destaca el analista y economista Gabriel Flores, “la delicada, compleja y controvertida posición de Mélenchon, subrayando su rechazo a Le Pen sin explicitar la petición de voto para Macron, favorecerá la unidad y la continuidad de la lucha por el cambio a favor de la mayoría social y por una estrategia alternativa de salida de la crisis”. En esa línea ya se ha expresado el líder de la plataforma izquierdista Francia Insumisa: “Podemos construir una nueva mayoría parlamentaria. Las legislativas deben mostrar que tras el voto de rechazo y de miedo ha llegado el momento de apostar en positivo”.

Mayor poder a la patronal

Macron no parece que vaya a tener, como gustaría en los despachos de Bruselas, las manos libres para aplicar su programa neoliberal: una reforma laboral integral, reducción del gasto social en más de 60.000 millones de euros (por contra, ha anunciado que aumentará el dinero destinado para Defensa) y fortalecer el binonimio franco-alemán en la Unión Europea.

Emmanuel Macron y su antecesor en el cargo, François Hollande, durante el homenaje a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. - REUTERS

Emmanuel Macron y su antecesor en el cargo, François Hollande, durante el homenaje a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. – REUTERS

El mandatario electo pretende aprobar durante el verano un plan de medidas de choque, en muchos casos por decreto, lo que le permitirá saltarse el control parlamentario. Una de sus mayores promesas tiene que ver con la regeneración de la política francesa, lo que le valió de arma arrojadiza sobre dos de sus rivales, Fillon y Le Pen, investigados ambos por presuntos casos de malversación de fondos a través de empleos ficticios de asistentes parlamentarios.

Pero, sin duda, el punto más delicado al que hará frente es la reforma laboral. Macron ha dicho que la que aprobó su antecesor “va en la buena dirección” pero “es insuficiente”, lo que hace presagiar un texto que gustará aún menos a una sociedad francesa que ya salió de forma masiva a protestar contra la reforma del ya expresidente François Hollande.

El principal objetivo de Macron es permitir que las condiciones laborales, en particular la jornada laboral, sea negociada en cada empresa o a nivel sectorial para las pymes, dejando así de lado los convenios colectivos, una idea que los sindicatos consideran que pone en manos de los patronos todo el poder. Para contrarrestar ese efecto, ha prometido un impulso a la formación profesional de los parados y de los jóvenes y un reforzamiento del seguro de desempleo, que será extendido también a los autónomos. Sin embargo, también ha avisado de que retirará ese seguro a quien rechace más de dos ofertas de empleo “decentes”. Asimismo, ha anticipado una bajada de los impuestos patronales para, supuestamente, favorecer la contratación.

Macron pretende reducir el gasto social en más de 60.000 millones

En el ámbito internacional, está previsto que Macron efectúe su primer viaje oficial a Berlín, para reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel. El presidente electo ya ha anunciado que aguardará el resultado de las elecciones en Alemania para relanzar el proyecto europeo de forma conjunta, un contraste con Hollande, que durante la campaña de 2012 había avisado de que presionaría a Merkel para acabar con las políticas de austeridad.

Por último, nada más instalarse en el Elíseo, Macron reunirá el Consejo de Defensa, un asunto particularmente sensible en Francia, que se encuentra en estado de emergencia desde noviembre de 2015 por la oleada de atentados yihadistas. El mandatario tiene previsto, además de contratar a 10.000 nuevos agentes, mejorar la coordinación de los servicios de inteligencia del país y crear una fuerza de intervención rápida de lucha contra el terrorismo que estará directamente guiada desde el Elíseo, para actuar tanto dentro como fuera de Francia.

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