Mario Ensástiga Santiago
En efecto, el titulo de esta colaboración es una clara alusión análoga al ensayo de “Un proletariado sin cabeza”, de José Revueltas, importante trabajo intelectual ideológico y político de la izquierda mexicana, escrito entre 1960-1961 y publicado en 1962, la tesis central de este libro es la inexistencia histórica del partido de la clase obrera en México, y por consecuencia, la necesidad de construirlo. Reconociendo las claras diferencias a la distancia, no dejan de ser temas vigentes en nuestros días, justo es lo que sucede en mi opinión en la dispar relación del esfuerzo y trabajo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al frente del gobierno nacional de la 4T y la división, parálisis social y carencia de verdaderos liderazgos nacionales y estatales del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que ni movimiento ni partidos logra ser con claridad.
Desde luego no me propuse hacer el intento de un balance más, ya de sobra se han hecho muchos hasta el cansancio, simplemente quiero recordar y resaltar algunos aspectos que me han llamado particularmente la atención porque tienen que ver con las características y dinámicas previsibles de la segunda parte del sexenio lopezobradorista; un notable golpe de timón ideológico y político que ha declarado para ir más a la izquierda, para continuar y profundizar la franca y frontal lucha contra la derecha y el conservadurismo en la perspectiva evidente de un capitalismo con rostro humano.
En efecto, más que un tercer informe de gobierno de AMLO en un Zócalo pletórico de la CDMX “como en los mejores tiempos”, fue un acto de campaña y discurso político rumbo al 2024, pasando antes por los próximos eventos como la consulta del próximo abril por la revocación de mandato, las seis elecciones del domingo 5 de junio de 2022 por las gubernaturas de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas, además en Durango, se elegirán nuevos ayuntamientos, y Quintana Roo diputaciones locales. En total, se elegirán 436 cargos de representación popular en 2022.
Antes estos hechos, ¿por qué les sorprende tanto y molesta tanto a los neoliberales el Amlofest del Zócalo si finalmente AMLO cumplió con el mandato de ley de entregar por escrito el informe al Congreso de la Unión? Los escenarios nacionales actuales con todo y los grandes problemas que históricamente hemos tenido, heredado y que pese a la pandemia del COVID 19 y sus variantes, aun tenemos como preocupaciones. Lo cierto es que la 4T VA. AMLO, como ningún otro presidente de la República de por lo menos las últimas cinco décadas, goza de una aprobación popular de prácticamente 70%. No hay vuelta de hoja: si Lázaro Cárdenas del Río fue el mejor presidente del siglo XX, AMLO lo será del siglo XXI.
Aún más, afirma que no son tiempos para las medias tintas, no se puede quedar bien con todos, explica que ser de izquierda consiste en pelear con principios, de ser auténticos y hablar con la verdad. Con esto se puede enfrentar exitosamente a los conservadores, por lo menos hasta ahora así ha sido y es; sería aconsejable que esto lo tomaran en cuenta los activos de morena tanto en el partido como de los legislativos y gobiernos estatales y municipales.
La aprobación de AMLO no sólo es nacional, también lo es en el ámbito internacional; Biden, de Estados Unidos, se ha referido a ese reconocimiento en varias ocasiones. En el Encuentro Internacional por las Causas de los Pueblos, organizado recientemente por Morena, cinco exmandatarios de altura política respetable de Latinoamérica y España: Dilma Rousseff (Brasil); José Luis Rodríguez Zapatero (España); Ernesto Samper (Colombia); Rafael Correa (Ecuador) y Fernando Lugo (Paraguay), reconocieron la labor de la 4T como la expresión clara de un gobierno no neoliberal. Estos líderes progresistas de Iberoamérica manifestaron sus preocupación por el reagrupamiento de la extrema derecha en la región, que pone en riesgo a la democracia y a los sectores más vulnerables. Ante tal situación, plantearon la importancia de la unión y desarrollo solidario de los pueblos para enfrentar a la ultraderecha y abatir la desigualdad, agravada por la pandemia del COVID-19, e impulsar un nuevo modelo de desarrollo solidario.
De julio a este mes de diciembre del agónico 2021, estuve en 18 entidades de la República mexicana para capacitar a las nuevas autoridades municipales electas de Morena de poco más 650 municipios del país, más los y las regidoras de representación de minoría en un número importante de municipios de México. Gracias a mi participación en el Programa de Formación Municipal del Instituto Nacional de Formación Política (INFP) de Morena, liderado por Rafael Barajas “El Fisgón”, me enteré de la situación política general de Morena en cada una de las entidades visitadas. Mi diagnóstico con gran pesar es bastante negativo: muchos grupos y corrientes enfrentadas como en los malos tiempos del PRD, liderazgos estatales con la por demás fallida figura de delegados y delegadas con funciones de presidentes y presidentas, ¡qué barbaridad y qué pena! Es por ello que veo que Morena se encuentra en alto riesgo de no modificar sus prácticas, de enfilarse más pronto que el PRD para ser un fracaso más de la histórica incapacidad de la izquierda mexicana de unirse para cerrar el puño y golpear contundentemente a la derecha, que en sus niveles superiores es una auténtica y verdadera enemiga del pueblo de México.
No son de gratis mis anteriores opiniones. Simplemente he podido comprobar lo que todo mundo más o menos sabe, particularmente los que deseamos y estamos comprometidos desde distintas trincheras con la 4T y aún más allá, porque en verdad no tenemos derecho a poner por delante nuestras visiones e intereses particulares y echar por la borda esta gran oportunidad histórica, ante la cual es necesario salir del actual marasmo y no seguir en el titánico esfuerzo y cabeza de AMLO para concretar la Cuarta Transformación de nuestra República y a un Morena sin pies ni cabeza.