José Irán Moreno Santos
Iniciamos este año con grandes desafíos para México y América Latina
En México, nuestro país, enfrentamos una inflación por arriba de 7.5 puntos, una desaceleración de la economía que nos hará crecer entre el 2% y el 2.8% según expectativas de varias calificadoras nacionales e internacionales igual que el Banco de México, estamos en una situación económica que todavía no alcanza a despegar como lo habían pronosticado las autoridades gubernamentales, y finalmente, no por ello menos importante, tenemos un índice de desempleo de 3.9%, según cifras del Inegi, órgano descentralizado del Estado mexicano lo que nos pone en este nuevo año ante el gran desafío de generar desarrollo, crecimiento con estabilidad económica y con ello estabilidad social y gobernanza política.
En los partidos políticos PRI, PAN y PRD, sus procesos de transformación aún están pendientes y los tres partidos hoy tienen profundas divisiones internas que en algunos casos podrá llevarlos a reducirse a su mínima expresión o simplemente tener nulas posibilidades de competir en las elecciones de 2024.
El caso de Movimiento Ciudadano deberá resolver sus contradicciones internas entre los grupos dirigentes que se disputan el partido y Morena que vive motines internos por el botín que significa ser gobernador de un estado.
Aquí los grandes perdedores son las militancias, en primer lugar porque no las dejan incidir en las decisiones partidarias, las políticas de alianzas, los programas electorales, y lo mas importante, en las direcciones de sus partidos y en quieres serán sus candidatos y los que ganan son las gerencias de estos institutos políticos. Y los medianamente perdedores somos los ciudadanos que nos reducen a votar por cantantes, actores, deportistas y personalidades sin convicción ideológica y sin un programa de gobierno de transformación estatal y nacional. De este nivel está nuestro sistema de partidos y por ende nuestra democracia.
El gobierno nacional encabezado por Andrés Manuel López Obrador no tiene una ruta claramente definida, no se define como una transformación política de gran calado, sino simplemente busca dejar algunos indicios de un estado de bienestar que todavía no tiene ni forma, perfil, cuerpo y pies, asume que construyendo grandes elefantes blancos va hacer notar que México está cambiando y esto no resuelve los grandes rezagos del país. Como dijera un exmandatario estadounidense: “Estúpidos es la economía”; yo lo diría de otra forma: “Estúpidos es la democracia”; y no hablemos de los estados en donde hoy el partido de gobierno está enfrentando grandes desafíos particularmente, buscar y generar empleos para sus ciudadanos, el de la seguridad, combate al crimen organizado pero sobre todo le falta rumbo porque no tiene claro hacia dónde quiere dirigir sus pasos estos gobiernos estatales, los desafíos que se tienen tanto en el ámbito nacional como en el ámbito estatal son verdaderamente importantes y no se vislumbra que los actuales gobiernos tengan un rumbo claro hacia dónde se tienen que dirigir, siguen pensando que la política se sigue haciendo al viejo estilo donde no hay inclusión, donde no hay diálogo y donde no hay apertura.
Se requiere mucha pedagogía de diálogo para que las propuestas de gobierno y de los actores que confluyen en cada ámbito puedan ser escuchadas y se pongan de acuerdo hacia el rumbo en el que se tiene que dirigir la administración, el gobierno el estado, mucha pedagogía de diálogo, de inclusión, diálogo, inclusión, propuestas de solución y no maquillaje a los problemas que vive nuestro país.
En el ámbito internacional, y que sin duda influye en nuestro aspecto doméstico, está la América Latina, y los desafíos que enfrentarán son enormes.
Comencemos con la pandemia, donde la población en un 60% aún le falta la segunda y las dosis de refuerzo; en economía, la situación todavía es más alarmante, ya que no hay inversiones ni estatales ni privadas. El crimen organizado tiene copado algunos gobiernos de la región y la crisis de confrontación social se está agudizando, prueba de ello son las grandes migraciones que vienen de nuestra América hacia para América del Norte buscando refugio, buscando mejores condiciones de vida, buscando pan y techo para poder sobrevivir a esta situación que hoy prevalece.
En el ámbito regional esta situación nos afecta a todos porque tampoco hay una visión clara de algún tipo de integración que nos permita una cooperación integral para salir de esta terrible situación económica, política, social, pandémica y de seguridad que hoy padecemos desde la Patagonia hasta México.
Es claro que los desafíos para este 2022 son muy significativos y se requiere de una visión política importante de quienes arribarán al poder, no sólo para transformar su realidad local (en este caso, nacional), sino también para dar soluciones colectivas a una región, que si bien había tenido avances en democracia, combate a la pobreza, combate a la corrupción, hoy estamos en una situación de retroceso que requiere mucha responsabilidad y mucha pedagogía de diálogo.
2022 es un año desafiante, pero también es un año de oportunidades que depende mucho de los actores políticos que estos se concreten y nos transformen en sociedades progresistas avanzadas, de vanguardia, tal como lo requieren y lo demandan sus ciudadanos.
2022 un año de oportunidades y desafíos que no debemos de dejar desaprovechar, ya que hoy más que nunca se requierem mujeres y hombres responsables con visión de estado, pero sobre todo, con perspectivas de futuro.