Héctor Tapia / Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Este domingo, un grupo de civiles fue fusilado afuera de un velatorio, según lo que refieren varios medios de comunicación nacionales e internacionales, los cuales detallan que las víctimas fueron colocadas contra una pared para ser ejecutadas por un grupo armado criminal que opera en la región de San José de Gracia, municipio de Marcos Castellanos, Michoacán, frontera con el estado de Jalisco.
Aunque algunos medios refieren que son 17 las víctimas, hasta el momento no hay una cifra oficial de las personas acribilladas, de quienes hasta ahora se sabe que fueron sacadas del velatorio de la mamá de una de ellas para luego dispararles.
Sin embargo, de acuerdo al titular de la Fiscalía General del Estado, Adrián López Solís, esta masacre puede que tenga relación con rencillas entre dos cabecillas delincuenciales antagónicas que operan en la región y que se han atribuido mutuamente homicidios y desapariciones de familiares de ambos.
En conferencia de prensa, el fiscal general del estado refirió que la dependencia a su cargo tuvo conocimiento del hecho dos horas y media después del suceso, cuando el video de la masacre empezó a circular en redes sociales, por lo que iniciaron las correspondientes investigaciones.
Al acudir al lugar de los hechos, dijo, el personal de la FGE no localizó los cuerpos de las víctimas, pero sí constató que el piso donde se presume fueron ultimadas tenía muestras de haber sido limpiado recientemente.
Ahí también se recolectó una centena de cartuchos percutidos de armas de fuego de diversos calibres, entre ellos, 9 milímetros, 7.62, 5.56 y 45.
Todo esto se dio, añadió el fiscal, mientras era velada la señora Eliza V., madre de Alejandro G., alias “El Pelón”, quien de acuerdo con las entrevistas realizadas por la FGE en el lugar, estaba presente en el sepelio.
Los relatos hechos a la autoridad durante la investigación refieren que Alejandro G., explicó Adrián López Solís, “desde muy temprana edad, era considerado como parte de una célula delincuencial que opera en esa zona del estado”, y que posteriormente pasó a operar para una célula criminal “asentada en Jalisco, realizando, presumiblemente, actividades en Colima”.
Abundó que Alejandro G., “y otro que nos resguardamos la identidad, mantenían rencillas por desaparición y homicidio de familiares, lo que se atribuían de manera recíproca”. Fue este último, añadió, quien arribó al sepelio acompañado de un grupo de personas armadas con el fin de agredir tanto a Alejandro G. como a sus acompañantes. La cifra de los acribillados “no ha sido posible” confirmarla, dijo.
El fiscal general del estado explicó que luego de la agresión, los familiares de la señora Eliza V., fueron sacadas del sepelio y “obligados a ingresar a un domicilio, momentos que aprovecharon los adversarios de Alejandro G. para limpiar el lugar y depositar los cuerpos de las víctimas en camionetas en las que los trasladaron al retirarse del lugar”.
López Solís dijo que “el lugar de los hechos se encuentra a unas cuadras del centro de la población (Marcos Castellanos), cerca de las instalaciones de la policía municipal, lugar donde sólo había tres policías de guardia, quienes refieren que no contaban con el suficiente estado de fuerza para acudir, por lo que la Fiscalía investiga la dilación de esta intervención y la omisión del reporte inmediato que resultan imprescindibles para la preservación del lugar”.
Asimismo, dio a conocer que derivado de todo esto, el gobierno federal envió equipo de apoyo para las correspondientes investigaciones, a las que se suma a las tareas el personal de la Fiscalía del Estado, con apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional y Policía estatal, quienes desde este domingo iniciaron los trabajos para el esclarecimiento de los hechos.
