Por Héctor Tapia
En Michoacán Morena ya no sabe qué hacer. Tampoco los aliados. El reto que tienen al frente es sumamente complicado, y tienen que cumplirlo casi en silencio porque están impedidos legalmente. Tienen atadas las manos y tapada la boca, formalmente.
En esencia, el proceso de Revocación de Mandato un proceso electivo o proceso electoral, aunque sea para definir si se queda o se va Andrés Manuel López Obrador de la Presidencia de la República. Cierto y obvio no es un proceso ordinario donde compitan entre sí candidatos de distintas fuerzas políticas. Esto, por razones naturales, no “contagia” el ánimo de los ciudadanos para participar.
A nivel nacional, Andrés Manuel López Obrador obtuvo en el 2018 alrededor de 30 millones de votos a su favor; la legislación aprobada en el mecanismo de Revocación de Mandato establece que deben participar el 40% de los ciudadanos inscritos en el listado nominal para hacerla vinculante; es decir, se establece que deberán salir a participar alrededor de 39 millones de electores en la jornada programada para el 10 de abril.
Es decir, legalmente tienen que salir a emitir su opinión, a favor o en contra, nueve millones de mexicanos y mexicanas más que lo que obtuvo el actual presidente para llegar a la Presidencia. Esto deja varios supuestos en la mesa: 1) Necesitan salir a participar, de cajón, la totalidad de los ciudadanos que estuvieron a favor del presidente al elegirlo como titular del Ejecutivo Federal; 2) necesariamente tienen que salir a participar un fragmento de los detractores.
Ahora, por partes. Sobre los que están a favor del presidente, resulta arriesgado aseverar que los 30 millones de mexicanos y mexicanas que votaron por él en el 2018 mantengan su ánimo de respaldo hacia el mandatario mexicano; se antoja complicado, casi imposible, que esa totalidad salgan a participar, porque además muchos no están ni siquiera a favor del mecanismo, y también se han ido desencantando paulatinamente del actuar del presidente, producto natural del ejercicio del poder.
Dicho todo esto, visto todo en perspectiva, la vinculatoriedad de la Revocación de Mandato recaerá única y exclusivamente entre los afines al presidente y la llamada Cuarta Transformación; es decir, sobre estos últimos recaerá la responsabilidad de conseguir convencer que más de 39 millones de mexicanos y mexicanas salgan a participar, cuando mínimo. Aspecto que se antoja, insisto, imposible sin la oposición.
Al respecto, a la apreciación de este columnista, el mandatario mexicano ha hecho hasta lo imposible por atizar peligrosamente el ánimo social, no por desatinos políticos, sino con el objetivo de darles motivo para que salgan a las mesas receptoras y lograr legitimar el mecanismo de Revocación de Mandato.
Pero vamos más a fondo todavía. En las propias filas de Morena hay serias dudas y resistencias de que esto se pueda lograr.
Adicional a ello, en Michoacán, la estructura de Morena como tal no está “tan contenta” con la actual administración estatal porque, aseveran, se les ha excluido de los espacios al interior de la administración estatal, y además de que el partido, señalan, tampoco les ha contemplado.
Esta situación ha generado un coctel de desánimo que ha puesto en serias complicaciones al proyecto en el estado.
Por otro lado, tampoco se ha visto a las estructuras del Partido del Trabajo (PT) y del Verde Ecologista promoviendo la participación en este mecanismo, y eso que son los aliados.
Aunque, es importante remarcar, como partidos también están “atados de manos y tapados de la boca” para promover abiertamente este mecanismo que, de acuerdo a la misma ley, es netamente ciudadano y debe ser promovido por los mismos ciudadanos.
Los morenistas saben que están prácticamente solos en esto, y también saben que en participantes en la Revocación de Mandato se quedarán muy lejos de aquel millón de votos en Michoacán que respaldaron al ahora presidente; es decir, por tanto, saben que se antoja imposible que cumplan con el mínimo para la vinculatoriedad.
Pero es importante no confundir, políticamente sí servirán los resultados que arroje la participación para ir “cortando” y “depurando” entre quienes sí operan y quienes no operan, y esto, sin duda, contará para el partido de cara al 2024.