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Silvano: Sólo una cuestión de actitud | Hugo Rangel Vargas

“Vamos a resolver los problemas de Salud a pesar de su actitud, aun así, respetamos su derecho y hoy les vamos a pagar”: así respondió el mandatario michoacano, Silvano Aureoles Conejo a un grupo de trabajadores de la Secretaría de Salud de la entidad que se manifestaban apenas hace un par de días durante un evento en el que Aureoles entregaba ambulancias, y quienes exigían el pago de prestaciones laborales atrasadas.

Esta no ha sido la única ocasión que el gobernador ha perdido la compostura y en reiteradas ocasiones ha culpado al ala magisterial representada por la CNTE de tener una agenda electoral detrás de sus protestas, recientemente acicateadas por la falta de cumplimiento de compromisos salariales por parte de la administración de la entidad.

La poca tolerancia a la frustración del mandatario michoacano también quedó evidenciada en su truncada carrera presidencial, que terminó siendo una aventura que sólo dejó una estela de incertidumbre para la entidad. Y es que, al ver cuajada al interior de la coalición PAN – PRD (de la que él fue impulsor) la candidatura de Ricardo Anaya; Aureoles Conejo sintió traicionadas sus aspiraciones y los primeros días de enero emitía juicios como “El Frente perdió el rumbo” o “El Frente se convirtió en una suma de partidos para hacer una mayoría aritmética y satisfacer las necesidades incontenibles de alguien de ser candidato a la presidencia”.

Pero el problema de actitud es de los michoacanos, tolerantes a una carrera estrepitosamente ascendente de Silvano Aureoles quien no ha concluido ninguno de los encargos para los cuales ha sido electo desde que en el año 2002 ganó la contienda por la alcaldía de Zitácuaro, a la que renunció para ser nombrado Secretario de Desarrollo Agropecuario de Michoacán en el 2003. Tampoco concluyó su encargo como Senador de la República, espacio al que pidió licencia en 2011; como no lo hizo además cuando fue Diputado Federal en la legislatura anterior, cargo del que se ausentó para contender por la gubernatura de su estado.

Sí, en la lógica de Aureoles Conejo el problema de actitud es ajeno a él, quien llegó a gobernar una entidad que estaba sumida en una gravísima crisis política y de seguridad después de haber sufrido una intervención brutal e insultante por parte de la federación; y a la cual él tomó como parte de un trayecto que lo conduciría a su aspiración presidencial apenas a un año y meses de haber entrado en funciones.

El mandatario no tiene problemas con su actitud, son los manifestantes quienes han hecho de su deporte favorito el salir a las calles a reclamar pago de salarios; trátese de maestros, trabajadores del sector salud o empleados de otras instituciones como la Universidad Michoacana -actualmente paralizada y sin visos de solución a su problemática financiera- y a quienes les muestra como salida el tolete policiaco.

Embelesado en la parafernalia mediática, ardiendo en la hoguera de las vanidades y apareciendo incluso en portadas de revistas de corazón; el recipiendario del solio de Ocampo acata apenas a denunciar problemas de “actitud” de sus críticos y a seguir asumiendo el papel que creíamos extinto del primer militante de su partido en la entidad, sin que en el encargo para el cual ha sido designado haya ofrecido resultados claros a los michoacanos.

En efecto, el otrora precandidato presidencial se ha convertido en un llano operador político de una aventura nepotista que tiene como finalidad administrar, desde la extirpe familiar, la extinción del PRD, su partido.

Twitter: @hrangel_v

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