Por Roberto Pantoja Arzola
En los próximos días tomará fuerza en la opinión pública y en el Congreso de la Unión la discusión sobre el paquete económico que ha presentado el Gobierno de México. En este instrumento se reiteran las prioridades que trazó desde el inicio de su administración el presidente Andrés Manuel López Obrador: los programas de bienestar, convertidos ahora en derechos constitucionales, y las obras de gran calado que buscan restablecer los equilibrios regionales en el país.
El debate se dará en un contexto en el que los analistas económicos están revisando sus pronósticos de crecimiento hacia el cierre de 2022 al alza. La firma J. P. Morgan, por ejemplo, acaba de hacerlo así, al reevaluar su expectativa de comportamiento del PIB de 2.0% a 2.2%, esta última se acerca al 2.4% que trazó como objetivo la Secretaría de Hacienda.
Esta situación es entendible puesto que los dos principales motores del crecimiento económico están teniendo un mayor dinamismo. El consumo privado ha mostrado un comportamiento al alza de 2.8% en el primer semestre del año, situación impulsada entre otras cosas por un aumento real de los salarios, así como por el aumento sin precedentes de las remesas y de las transferencias directas de los programas sociales.
Del mismo modo, la inversión creció en 4.5% en el primer semestre del año, situación impulsada sin duda alguna por las fortalezas que prevalecen en la economía mexicana y sus ventajas comparativas derivadas de la situación geográfica y de la oportunidad que implica el T-MEC.
Ha causado estupor entre los analistas económicos y entre los legisladores de oposición lo que han llamado como un “pronóstico optimista” de crecimiento económico considerado por la autoridad hacendaria entre el 1.2% y el 3% para el 2023. Las bases de esta estimación se encuentran sin duda en estas cifras de consumo e inversión, así como en otras que dan cuenta de la solidez de la economía mexicana en la postpandemia.
Hay que decir que los niveles de PIB en el segundo trimestre de 2022, ya se encuentran cercanos a los umbrales pre-covid y que hay signos alentadores, tales como la movilidad de las inversiones a nivel global que buscan desplazarse de Asia hacia América, siendo México un destino con altas ventajas para las mismas.
Del mismo modo, las finanzas públicas han mostrado solidez debido a una estrategia de combate a la elusión fiscal de los grandes contribuyentes, con la que se ha incrementado sustancialmente la recaudación tributaria aún en plena pandemia; y también con el cuidado de la calidad del gasto, reduciendo sustancialmente el gasto de operación del aparato público federal.
Las bases de las estimaciones económicas del paquete presentado por el Gobierno de México son solidas y muestran una actividad productiva en plena recuperación. Las medidas contempladas en este, sin duda alguna, abonarán a ello.