Por David Alejandro Delgado Arroyo
Los días 17 y 18 de noviembre, las personas que ocupan las Vocalías de Capacitación Electoral y Educación Cívica de las 32 Juntas Locales y 300 Distritales del INE en la República, acompañados de algunos Vocales Ejecutivos Locales que les acompañamos, acudimos al Laboratorio de Innovación convocado por la Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del mismo INE.
La materia electoral, debido a que se trata de las reglas del juego para la sucesión del poder, considerando también que nuestra cultura política está marcada por la desconfianza en dichas reglas, ha convertido estas condiciones en una exhaustiva legislación constitucional y reglamentaria, lo cual genera ataduras para la innovación.
Sin embargo, la realidad es tan diversa y amplia, siempre con sus accidentes y novedades, permite que haya espacio para la innovación, porque no hay legislación que sea tan precisa que considere toda la realidad.
Por ello es pertinente que quienes integramos el Servicio Profesional Electoral Nacional, que representamos un capital humano que el Estado mexicano ha formado profesionalmente durante tres décadas, con esa dinámica de flujo de personal que permite la combinación entre la experiencia y la juventud, siempre estemos atentos a las nuevas condiciones en que se desenvuelve la tarea de facilitar operativamente la organización de la ciudadanía para un proceso electoral, y ahora también de ejercicios de participación ciudadana.
El INE siempre ha estado atento a la innovación, por ello nos encontramos inclusive en una transición entre archivos documentales y archivos digitales, gracias a la firma electrónica y a las comunicaciones digitales, lo que reduce significativamente costos en documentación, almacenamiento y mensajería.
De igual forma, ha dotado en procesos electorales a los capacitadores-asistentes electorales de celulares con aplicaciones específicas para que la captura se realice desde cada área de responsabilidad en el territorio, sin necesidad de llevar papeles a capturar desde un centro distrital.
Por supuesto, ha habido avances significativos en la urna electrónica que sólo espera la legislación que permita su implementación más masiva, y no sólo como pruebas piloto que no pongan en riesgo las formas constitucionales y legales de recibir la votación.
Pero frente a nosotros se encuentra la Economía de la Imaginación, que poco a poco va generando nuevos retos como la Ciudadanía Digital interconectada a través de redes; inclusive la próximo Ciudadanía Virtual con identidades virtuales alternativas.
Tenemos frente a nosotros tecnologías exponenciales como la Familia Internet de las cosas con el Big Data, Cloud Computing, Smart Cities, entre otros; o la Familia Robótica conectada, con la Manufactura autónoma o la impresión 3D. Sumado a ello, el Metaverso.
A todo ello se suman proyectos de colocar en órbita miles de satélites como los 30 mil de Starlink de Musk que busca que todo el planeta tenga conexión con Internet.
Todo ello puede permitir que la minería de datos posibilite un mejor servicio electoral adaptado a las necesidades particulares de cada persona, así como también potencialidad en una capacitación electoral vivencial a través de avatares en un mundo virtual, o bien, apoyado con realidad aumentada, inclusive la muy próxima llegada de la Credencial para Votar en tu celular.
Muy importante fue el aporte de la doctora Flavia Freidenberg, investigadora titular en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien nos compartió algunas ideas sobre cómo formar gladiadores de la democracia, en este momento crucial de la historia política del planeta. De manera que “el ciudadano debe aprender para ejercer la ciudadanía”, lo anterior bajo tres pilares “actitud” (saber convivir), “habilidad” (saber hacer) y “conocimientos” (saber), proponiendo cinco contenidos que deben ser trabajados con la ciudadanía: 1. Conocimientos; 2. Empatía, verdad, diálogo y saber escuchar; 3. Capacidad de agencia y cooperación; 4. Control de la autoridad en la rendición de cuentas y 5. Aprender a perder, a respetar a la autoridad y aceptar resultados.
En suma, el servicio electoral debe estar siempre a la vanguardia que permita que la atención a la ciudadanía se encuentra acorde con las novedades que nos presenta la realidad.