Vladímir Putin ha ganado las elecciones presidenciales rusas con su mejor porcentaje de la historia, un 76% de los votos con el escrutinio casi finalizado. El mandatario conjuró también el peligro de abstención, según los datos de participación facilitados por la Comisión Electoral Central tres horas antes de cerrarse los colegios. A esa hora, la participación facilitada se situaba en un 59,93%. Sin embargo, una hora antes, se elevaba al 51,9%, lo que significaría que en apenas 60 minutos se registró un incremento de ocho puntos en la afluencia a las urnas.
Con el 90% del recuento efectuado, en segundo lugar se situaba el candidato comunista Pavel Grudinin, con el 12,05%; seguido del populista Vladímir Zhirinovski, con el 6%. En cuarta posición quedó Ksenia Sobchak, con un 1,6%. Los cuatro candidatos restantes se quedaron por debajo del 1%.
Putin compareció por la noche en un concierto que se celebraba en el centro de Moscú para conmemorar el cuarto aniversario de la anexión de Crimea. En el escenario, radiante y eufórico, el líder agradeció a sus seguidores el apoyo prestado y el “resultado” conseguido. Según Putin, “ha ganado nuestro gran equipo nacional” y “nos espera el éxito”. “Necesitamos la unidad para avanzar”, jaleó el presidente ante una multitud enfervorecida que empezó a gritar: “Rusia, Rusia”.
En una rueda de prensa posterior, el presidente ruso pidió “unidad” para realizar “un salto radical” e insistió en la idea de “equipo”. El mandatario interpretó su victoria como un “reconocimento” de lo hecho, “confianza” por lo que hace y “esperanza” por lo que se hará. Sobre posibles cambios en el Gobierno, Putin afirmó que decidirá al respecto tras su investidura, el próximo mes de mayo.
El resultado de las elecciones es equivalente a un “referéndum”, según manifestó un miembro de su equipo electoral antes de conocer los resultados definitivos. En 2000, el actual jefe del Estado obtuvo un 52,94% de los votos; en 2004, logró un 71,31% y en 2012, un 63,60%. Dmitri Medvédev, alcanzó un 70,28% cuando fue elegido presidente por cuatro años en 2008. Fue bajo su presidencia cuando se modificó la legislación para ampliar el mandato de 4 a 6 años y para permitir que un presidente pudiera permanecer en el puesto más de dos mandatos. En cuanto a la participación, ésta fue de 65,34% en 2012, tras el 69,81% en 2008, cuando se votó a Medvédev, y del 68,70% en 2000 cuando Putin fue elegido presidente por primera vez, tras ser designado como sucesor por Boris Yeltsin.
Los resultados provisionales definitivos no se esperaban hasta bien entrada la madrugada, según la jefa de la Comisión Electoral Central, Ella Pamfílova. En Crimea, cuando se llevaban recontado un 20,49% de las papeletas electorales, Putin obtenía un 91,69%. El presidente ruso necesita especialmente esta participación para mostrar al mundo su derecho a la anexión de Crimea y su legitimidad con una acción que le ha enfrentado a sus antiguos socios occidentales, manifestó el político Vladímir Rizhkov.
En diversos colegios, los observadores denunciaron irregularidades, entre ellas pucherazos efectuados frente a las cámaras de televisión por miembros de las comisiones electorales, que actuaban sin miedo de las consecuencias de sus acciones (hasta cuatro años de cárcel y 100.000 rublos de multa, unos 1.400 euros). El candidato del Partido Comunista, denunció que los comicios habían sido los “más sucios de los que han tenido lugar en el espacio postsoviético”.
No obstante, Serguéi Spilkin, un experto electoral respetado, afirmó a este periódico que “los resultados reflejan la realidad del país” y que “las irregularidades sucedieron sobre todo antes de las elecciones y no durante la jornada electoral”. “Las autoridades”, señaló, “se pueden permitir castigar las infracciones”.
Los pucherazos como mínimo se registraron en la región de Moscú, en Chechenia y en la región de Krasnodar, en el sur de Rusia. En la localidad moscovita de Luberzi, los mismos miembros de la comisión electoral manipularon el proceso antes de comenzar la jornada. En Krasnodar y en Bashkiria, aparecieron falsos observadores que, haciéndose pasar por observadores del partido Yábloko, ocupaban el puesto de los verdaderos.
Putin votó por la mañana en un colegio electoral situado en la Academia de Ciencias en Moscú. El presidente votó en una urna electrónica con voz que recibió su papeleta con las palabras: “gracias, usted ha votado”. Interrogado sobre qué porcentaje de votos consideraba un éxito, Putin dijo: “cualquiera que dé derecho a ejercer el cargo de presidente”. Afirmó además estar “seguro de que el programa que propongo para todo el país es el correcto”.
División opositora
De la jornada electoral destacó la presencia de Ksenia Sobchak en el cuartel general de Alexéi Navalni, el aspirante a presidente que fue vetado de la carrera electoral. Ambos se enzarzaron en una crispada discusión en la que Navalni acusó a Sobchak de haber recibido una gran cantidad de dinero para participar en los comicios. Sobchak negó esta acusación y pidió a su interlocutor que se uniera a ella para agrupar a toda la oposición liberal. Navalni la llamó “hipócrita y mentirosa desde el principio al fin”, “candidata liberal caricaturesca” e “instrumento” del Kremlin.
Los ciudadanos rusos que residen en Ucrania no pudieron votar durante la jornada porque Kiev prohibió que se usaran las sedes diplomáticas de Moscú como colegios a modo de represalia por la celebración de elecciones en los territorios anexionados de Crimea y Sebastopol. En Ucrania hay cerca de 72.000 electores rusos. La policía ucrania solo admitió al personal diplomático en la Embajada y los consulados rusos en Kiev, Járkov, Odesa y Lviv e invocó razones de seguridad y provocaciones con posibles consecuencias graves.
Entre los observadores de la oposición rusos hubo conflictos debido a la decisión de Nalvani de mandar sus propios observadores (acreditados a nombre de otros contendientes oficiales) a Chechenia, lo que según el partido Yábloko suponía un peligro para ellos y para la gente que contactaran en aquella república. Como observadores internacionales participaron en los comicios un total de 14 organizaciones, con 1.513 observadores.
Vía El País