Tras las acusaciones de AMLO, la empresa brasileña Braskem de inmediato inició una ofensiva mediática destinada a proteger su reputación. La asonada contó con el apoyo directo de periódicos como Milenio, y fue difundida a través de twitter por el expresidente Felipe Calderón. Pero un documento oficial desbarata toda la trama: en octubre del 2019 un informe de la Cámara de Diputados de Brasil estableció que Braskem sí entregó el dinero para los sobornos que Emilio Lozoya Austin habría repartido a honorables adalides de la derecha mexicana.