Silvano y Graco, cuesta arriba

Por supuesto que es sano para cualquier partido tener juego interno para una candidatura presidencial, pues se pone a discusión visiones diferentes dentro de un mismo instituto político. Pero en el caso de Graco Ramírez y Silvano Aureoles sus intenciones para 2018 se ven, con la frialdad de los números actuales, como meros propuestas testimoniales.
Los factores son múltiples, tanto de la propia dinámica de la política nacional, como de la fuerza política por la que contenderían, además de sus propias circunstancias locales y personales.
Nadie podría escatimarles lo significativo que fue en su momento, que tanto Graco como Silvano, hayan ganado sus respectivas elecciones. En Morelos se encauzó la irritación y molestia generados por administraciones del PRI y el PAN, por lo que finalmente se optó por un primer gobierno de izquierda. Y ni qué decir en Michoacán, entre ausencias, interinatos y violencia, la gubernatura se le puso al PRD en “charola de plara” para asumir de nuevo el cargo.
A querer o no, ambos mandatarios han tenido que remar a contracorriente, además de que el tiempo no juega a su favor. El gobierno de Graco ha enfrentado una fuerte oposición y críticas por su labor en el ámbito de la seguridad, además de estar en conflicto con parte de la sociedad civil más mediática y activa. No abona mucho a su imagen dentro y fuera del estado.


 
Aureoles es gobernador de Michoacán desde el 1 de octubre de 2015, por lo que apenas tiene un año y cinco meses en el cargo. Si bien ha conseguido algo de estabilidad y sosiego (al menos visto desde los ojos del centro del país, y que en la entidad ya no está en los titulares nacionales), dejar el puesto con apenas dos años y medio de administración suena a irresponsabilidad y falta de compromiso para quienes lo eligieron.
 


 
Por supuesto que también hay elementos a considerar de imagen pública, carisma, personalidad y presencia mediática. Morelos es uno de los estados pequeños del país lo que no demerita su potencial turístico y su importancia en el corredor geográfico de la zona centro, sin embargo no tiene los alcances de otros.


 
Caso un poco diferente es el de Michoacán, que por su historia reciente atrajo miradas y era tema de conversación en la agenda nacional. Además de su importancia económica y geográfica, como sede de uno los principales puertos del litoral del Pacífico. Por ello la labor del gobernador en turno, como el caso de Silvano Aureoles, tendría mayor repercusión.
 


 
Sin embargo, a como está de adelantada la carrera rumbo a la elección 2018, y ante contendientes que un día sí y otro también aparecen vía spots en los medios electrónicos a nivel nacional, el conocimiento de Graco Ramírez y Silvano Aureoles es ciertamente bajo como lo revelan las encuestas publicadas en los últimos meses.
Como ya se mencionó, su aspiración individual es relevante para dar legitimidad en una contienda interna a quien sí puede tener posibilidades reales y que, desde el centro del país, bien puede construir una candidatura efectiva.