Carmen Aristegui: La nueva patzcuarense | Hugo Rangel Vargas

En días pasados el Ayuntamiento de Pátzcuaro, encabezado por su Presidente Víctor Báez Ceja, acordó entregar la presea Gertrudis Bocanegra a la periodista Carmen Aristegui. Esta condecoración ha sido otorgada en otros momentos a reconocidas mujeres en diferentes ámbitos de la vida cultural, social y política de Michoacán y del país tales como Elena Poniatowska, Ofelia Medina o María Teresa Peñaloza.
El evento llega en un momento singular por múltiples razones. La primera de ellas es que en este año se conmemorará el bicentenario del sacrificio de esta heroína patzcuarense cuya labor ha sido poco reconocida por la historia del país, pese a sus aportes en la guerra de independencia de México.
Resulta significativo además que buena parte de los meritos de la insurgente novohispana fueron justamente la construcción de un entramado de comunicación entre las principales sedes del movimiento independentista mexicano, ligera coincidencia con la labor de la galardonada cuyo trabajo periodístico ha logrado despertar simpatías entre muchos ciudadanos descontentos con el estado que guarda el país.
Para muchos la agudeza periodística de Aristegui está invariablemente vinculada a cierta posición política, sin embargo esto resulta un error imperdonable no sólo porque la vorágine informativa ha cercenado la vocación investigadora de los periodistas, sino porque quienes suelen hacer estos señalamientos se encuentran inmersos, desde la operación de los medios de comunicación o desde las esferas políticas, en el falseo informativo que ha llevado a confundir en los medios de comunicación a los hechos con la propaganda.
De ahí que el trabajo de la periodista condecorada por el gobierno patzcuarense este colocado en un espectro alternativo al de los medios de comunicación convencionales, mismos que suelen subsistir de los convenios económicos con instancias públicas, significando esto en muchos casos una automordaza o al menos un cristal de matiz que suele distorsionar la percepción de la realidad social. Ahí lo novedoso o antisistémico del ejercicio periodístico de Aristegui, y quizá la razón por la que erradamente se le ubica con una postura despectivamente denominada “izquierdosa” o “chaira”.
La condecoración llega además como parte de un reposicionamiento de Pátzcuaro como epicentro cultural de Michoacán. Y es que desde la llegada del habilidoso alcalde, Víctor Báez Ceja, a la administración de dicho municipio, han pasado por diversos foros figuras de múltiple signo político e ideológico, tales como Porfirio Muñoz Ledo, Javier Corral, Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas, Gerardo Fernández Noroña; así como artistas, creadores y personajes de la cultura como Elena Poniatowska, Julieta Egurrola, Damián Alcázar y Luis de Tavira.
Pátzcuaro está en plena recuperación después de años oscuros en los que el crimen y la inseguridad se apoderaron de sus calles y ahora regresa a ser la ciudad majestuosa que trazara el utopista Vasco de Quiroga; por lo que la inteligencia de Aristegui y su adopción como nueva patzcuarense servirá de mucho a este pueblo mágico, enclavado en una zona siempre progresista y de vanguardia en el país.

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