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Michoacán: Perplejidad a la vista | Antonio Aguilera

El Gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, tiene sus razones y sus motivos para buscar la candidatura de su partido rumbo a la Presidencial del 2018, tiene sus porqués y forma parte de sus planes desde el inicio de su administración, por ello resulta comprensible su anuncio de buscará la candidatura de su partido, el PRD, y para ello solicitará licencia “para octubre o noviembre, como lo diga la ley”.
Ahora bien, el anuncio del Gobernador no es nuevo, ya lo había hecho en el mes de marzo, sin embargo el PRD de entonces –que atravesaba por una crisis derivada de la renuncia de casi toda la bancada del partido en el Senado- no es el mismo del PRD de ahora. El reposicionamiento del PRD, del que varios buscan usufructuar el momento, se debe a la campaña que logró el candidato perredista a l Estado de México, Juan Zepeda, quien rescató a un partido en crisis de identidad y con rechazo social, a un partido que recuperó su orgullo e impidió la sangría que provocaban las fugas hacia la Morena de López Obrador.
Fue el perfil fresco de Juan Zepeda lo que terminó colocándolo como una figura destacable. El de Neza se expresa bien, debate con altura, articula ideas complejas con explicaciones simples. Y lo más importante para muchos perredistas: supo plantarse de frente ante Andrés Manuel López Obrador.
Es evidente que el PRD no se desfondó y los escenarios catastróficos no se cumplieron, por eso no se agitaron las aguas de la división y la confrontación, como sucede en el PAN.
Aún faltan alrededor de cinco meses para entrar en el proceso de definición de las candidaturas presidenciales, y es prematuro aventurar escenarios en los diversos partidos políticos para hablar ya de prospectos bien posicionados y que sean competitivos.
El destape se trata, en una de las más viejas versiones de las tácticas políticas, de ganar tiempo y de estar presente, solo es eso y nada más.
Por lo pronto, lo que si se viene o por lo menos se vislumbra es un tiempo de incertidumbre, de duda en el proyecto gubernamental que apenas estaba aterrizando. Los últimos cinco años han sido especialmente complejos para Michoacán, y el vaivén de la figura del poder, los constantes cambios en la alineación del gabinete y la caída de dos gobernadores, han debilitado la investidura del llamado Solio de Ocampo.
Sabemos que en términos políticos un estado como Michoacán “no da”, es decir, no es una plataforma adecuada y visible para aspirar al escalafón natural que sigue después de la Gubernatura, y esto es debido a sus problemas añejos, sus inercias y sus rezagos de décadas. Si bien, Silvano Aureoles planteó una serie de programas y acciones encaminados a atender esos retos y las asimetrías constantes, los programas aún están tiernos y ocupan más tiempo y direccionalidad.
Quizás podemos concluir que al mandatario siente que se la va el tiempo, que se pierde la oportunidad, pero el sentimiento es el mismo para una entidad que no logra alcanzar la estabilidad necesaria.
@gaaelico
 




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