En la última incursión de Rafaél Moreno Valle a Los Pinos, la recomendación fue precisa: “con Anaya ya no hay retorno, pero con Calderón podemos hacer un acuerdo”. El mensaje tenía por objetivo fomentar una sociedad que demostró su poder esta semana: el poblano y el ex presidente operaron la llegada de Ernesto Cordero a la Mesa Directiva del Senado y desde el lunes activarán los mecanismos necesarios para que el Gobierno instale al Fiscal General.
Ahora el próximo paso consistirá en explorar caminos para dejar a Ricardo Anaya sin candidatura presidencial, desafío que luce complicado porque el dirigente controla casi en su totalidad las estructuras del Partido.
La interpretación del entorno del poblano es que darle la candidatura a Anaya y su frente PAN-PRD implica condenar al panismo a un tercer lugar. Además, como también le dijeron en Los Pinos, una campaña presidencial del queretano estaría sacudida por escándalos permanentes y operaciones mediáticas. Anaya sería visto como un riesgo del mismo modo que es visto AMLO, especialmente si sigue agitando su bandera anticorrupción.
Moreno Valle quiere armar una cumbre de gobernadores panistas para analizar el futuro de la dirigencia de Anaya. Calderón sumará a esa reunión a dos gobernadores que son lejanos a Moreno Valle pero que tienen un enorme predicamento entre sus pares del panismo: por una lado Miguel Márquez de Ganajuato, representante de la pureza ideológica del partido y por el otro Francisco Domínguez de Querétaro que tendría información de que tan graves son las acusaciones futuras que recibirá Anaya.
Moreno Valle se acerca a los Calderón con el mensaje de que en alianza él o Margarita Zavala tienen altas chances de que el panismo gane la presidencia. En su cuarto de guerra, sin embargo, está la idea de que si él gana la candidatura será el candidato del sistema. Tiene en su favor la amistad de media docena de gobernadores del PRI, varios de ellos lejanos a Los Pinos, y tiene en Rosario Robles a una aliada crucial.
Zavala, en cambio, presenta la situación de que o bien puede ser demolida por AMLO en una campaña o bien puede ser la favorita del PRI para retener el poder porque allí están conscientes de sus falencias al momento de pedir el voto.
Una ecuación que se definirá con la elección de la candidatura presidencial del tricolor. El candidato terminará por develar hasta que punto el PRI juega a ganar la presidencia o si en lugar de eso el objetivo primordial es que Morena no la gane.
Vía LPO
Moreno Valle y Calderón ya unen fuerzas para hundir la candidatura presidencial de Anaya
