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Meade: sin novedad en el Frente | Antonio Aguilera

En el proyecto que planteaba el rescate bancario, allá en 1997 –a 20 años exactos- a través del Fobaproa, el entonces diputado del PRD y líder el Barzón, Alfredo Ramírez Cuellar, detectó la trampa de la propuesta de rescate que proponía el gobierno de Ernesto Zedillo: se rescató a los bancos más importantes del país sin sustento real que avalara la acción. El gobierno, pues, asumió la cartera en problemas de Banamex y Bancomer cuando éstos estaban aún en proceso de reparto de utilidades.
Durante la crisis bancaria en ese periodo, el gobierno del priísta Ernesto Zedillo, a través del Fobaproa y sin la aprobación de la Cámara de Diputados, les cambió a los bancos la cartera vencida por pagarés, con vencimiento a diez años, tiempo en el cual no podían ser negociables (no se podían vender ni intercambiar), garantizando el gobierno que generarían intereses capitalizables trimestralmente pagando intereses sobre intereses (anatocismo). Posteriormente se le llamó, Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), instituciones utilizadas por el gobierno federal para que el pueblo pague las pérdidas de la banca privada, es decir para convertirla en deuda pública, pérdidas multimillonarias que aún se siguen pagando por nosotros los mexicanos, este suceso fue considerado como el mayor desfalco monetario al país.
Los ideólogos de ese atraco monumental que los mexicanos estaremos pagado con intereses hasta el 2027, fueron Dionisio Meade Alfredo Meade y su hijo, un “brillante” egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), José Antonio Meade Kuribreña.
El padre Meade fue funcionario del sector hacendario, diputado priista entre 1997 y 2000 , así como subsecretario de Gobernación con Vicente Fox.
Dionisio Meade y García de León, fue el padre creador del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), el organismo mediante el cual se legalizó el saqueo del rescate bancario mediante el Fobaproa.
Meade y García de León era presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados cuando, el 12 de diciembre de 1998, el PRI y el PAN de Felipe Calderón hicieron pagar a todos los mexicanos los créditos que debían y no saldaron personajes como Vicente Fox, Carlos Slim, Roberto Hernández y otros.
Su hijo José Antonio Meade Kuribreña llegó a secretario de Energía y de Hacienda con Calderón. El actual precandidato del PRI a la Presidencia de la República inició su carrera en la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) en los noventa y en el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), cuando su padre era el diputado presidente de la Comisión de Hacienda. En sus oficinas se gestó el Fobaproa, una de las fórmulas neoliberales más irracionales que se han implementado en la política económica de los últimos 20 años.
En la familia Meade existen dos baluartes: la religión y el liberalismo económico. Catolicismo y neoliberalismo van de la mano en esta familia de economistas, que han vivido a la sombra de los gobiernos priístas y panistas, además de ser los mayores promotores de la aplicación a raja tabla de las recetas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Además del delfín priísta, su hermano Lorenzo Meade, han desarrollado su trayectoria en la Consar y el IPAB, organismo éste donde recientemente se convirtió en secretario ejecutivo.
Por vía materna los hermanos Meade también tienen abolengo: Su tío abuelo fue Daniel KuriBreña, uno de los fundadores del PAN en 1939.
El periodista Álvaro Delgado emprende un retrato paradigmático d esta familia de tecnócratas: formado en la tecnocracia –en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y en la gringa Universidad de Yale–, José Antonio Meade ha tenido la astucia de estar cerca de la élite del poder político, empresarial, financiero y religioso, como lo hizo en poco más de un año como secretario de Desarrollo Social.
En esta última dependencia, en los 378 días en los que duró al frente de la Sedesol, desplegó un activismo inusitado: Aunque no modificó nada las estrategias de combate a la pobreza implementadas por su antecesora Rosario Robles, encabezó 246 actos públicos, 145 de ellos fuera de la Ciudad de México. ¡Uno por día hábil!
A este hombre de familia, creyente e idólatra del más puro neoliberalismo, y que según El Universal, “a veces” va al trabajo en Metro o Metrobus, el gobierno de Peña Nieto y sus aliados le tienen que construir una historia social, un pasado de cercanía con los más desfavorecidos de la cual carece. Es sin duda un mirrey de la política y de la burocracia dorada, ahora, hay que inventarle una historia de “lucha” y “esfuerzo” para tropicalizarlo con los mexicanos.
Aun con la adversidad económica, la crisis de inseguridad, la devaluación del peso, la violencia exacerbada, la crisis de derechos humanos, la humillación contra México que encabeza el gobierno de Donald Trump, José Antonio Meade es la carta de los que ven con desconfianza y aun terror la “amenaza populista” de Andrés Manuel López Obrador. Sin importar que México es aún peor de cuando los tecnócratas se apoderaron del país desde el sexenio de Carlos Salinas, para los poderes fácticos y las familias pudientes, ya tienen candidato. Sus amigos le llaman Pepe Meade, pero en realidad su nombre sólo puede significar una sola cosa: impunidad.

@gaaelico

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